Como las hojas amarillas en el suelo o las castañas, las setas en el monte son otro de los indicadores clásicos del otoño. Estas últimas, a diferencia de las anteriores, necesitan de unas condiciones óptimas de humedad y temperatura para florecer. Unos requisitos que no se han venido dando (las lluvias o granizadas en agosto o septiembre son fundamentales) por lo que no se presupone una buena campaña micológica en la provincia, aunque  no está del todo perdida. Si las precipitaciones continúan y los termómetros no bajan en exceso, los expertos en micología coinciden en que dentro de unos días podrían aparecer diferentes especies, aunque en principio no en cantidades abundantes. «Si sales al campo algo vas a encontrar, pero no para llenar cestas y cestas como otros años», aventuran.

Debido a esas tormentas concretas y localizadas, hay zonas específicas dentro de la provincia donde la campaña podría ser algo mejor que en otras. Por ejemplo, la franja norte, más húmeda, en Espinosa de los Monteros, la zona de Las Machorras, el Valle de Mena o de Miranda hacia el País Vasco. «Y dentro de la Sierra de la Demanda lo que está limitando con la comunidad de La Rioja», explica el experto en esta materia, Martín López Cueto, que asegura que las temperaturas están siendo excepcionales para favorecer esa aparición, pero que el suelo sigue necesitando agua. «Ha calado 2 centímetros, y la micología se resuelve en los 10 primeros. Tiene que llegar más abajo, por eso la temporada no va a ser buena, salvo en esos puntos concretos donde se hayan registrado tormentas».

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