Castigados en el cuarto oscuro

A.S.R.
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La Casa de los Gigantillos, ubicada en los bajos del Teatro Principal, permanece cerrada al público por falta de personal, que la concejala de Cultura espera solucionar pronto para «poner en valor este patrimonio»

La Casa de los Gigantillos se inauguró en 2014 para acercar estos personajes a la gente y en el último año apenas se ha abierto unas semanas en verano. - Foto: Patricia González

Lucas tiene siete años, vive en Logroño, su madre es burgalesa y las fiestas de San Pedro están marcadas en rojo en el calendario de la cocina. Como muchos niños capitalinos, se entusiasma sobremanera con el desfile y el baile de los Gigantillos y Gigantones, que no se pierde ni una mañana. Comparte esta pasión por los cabezudos con un compañero de clase. Hace unas semanas, le invitó a conocer los encantos de su otra ciudad. Y la cara de los dos niños fue un poema al constatar que el Ayuntamiento mantiene castigados a estos personajes tradicionales en el cuarto oscuro. La Casa de los Gigantillos, abierta en los bajos del Teatro Principal, está cerrada al público, sus persianas bajadas y un cartel en la puerta informa: El Museo de los Gigantillos permanecerá cerrado hasta nuevo aviso. Disculpen las molestias. Firmado: Ayuntamiento de Burgos. Instituto Municipal de Cultura y Turismo. 

La concejala de Cultura, Rosario Pérez Pardo, explica esta anómala situación en la falta de personal. No hay más razones. 

«Sí que pudimos abrir este verano durante un mes por el cierre vacacional de otros centros. Yo tengo mucho interés en que los gigantillos y gigantones se visiten, pero el problema, como siempre, es de personal. Estoy luchando para que pongan un conserje, pero a día de hoy no lo tenemos para poder abrir. Lo estoy pidiendo a Personal, pero en la Administración no es tan fácil», arguye e insiste en su lamento de que no se puedan ver. «Nuestro empeño está en que se abra, pero nos faltaban muchos conserjes, poco a poco se han ido reponiendo y el siguiente será para este espacio», agrega al tiempo que observa que las muchas actividades programadas, sobre todo en estos momentos, dificulta la solución. 

Este prolongado cierre, solo con un pequeño paréntesis en verano, se suma al más largo aún provocado por la pandemia, que mantuvo a Gigantillo y Gigantilla y a las cinco parejas de Gigantones confinados en esta misma estancia. El Cid y Doña Jimena fueron los únicos que tuvieron permiso para salir durante el pasado fin de semana cidiano, a mediados de octubre. 

La iniciativa del Ayuntamiento de Aranda de Duero de exhibir sus figuras tradicionales en el escaparate de la antigua Banca Pecho, un edificio recién recuperado en la Plaza Mayor, tampoco se ha planteado en el Instituto Municipal de Cultura. Su presidenta confirma que no se ha barajado y aventura que subir las persianas que dan al Espolón para que se vieran tendría que hacerse con un estudio previo sobre su seguridad -no se fía de los vándalos- y conservación. 

«Hay que abrirlo porque no tiene sentido que esté cerrado, ahora está como almacén y es un museo», concluye la edil de Ciudadanos a la vez que considera que es necesario poner en valor este patrimonio tradicional. 

«Deberíamos utilizar más a estos personajes, igual que contar más con los Danzantes de Burgos. Tendríamos que recibir con estas entrañables figuras a las personalidades importantes que vienen», piensa Pérez Pardo en voz alta e incluso deja caer la posibilidad de buscar una nueva sede para su exhibición, «ahora están muy amontonados», pero al momento reconoce que, aunque hay otros lugares en los que se mostrarían con más holgura, «no están lo suficientemente céntricos como el actual». 

La Casa de los Gigantillos, inaugurada en diciembre de 2014, se creó precisamente para sacarlos de los almacenes y acercarlos a burgaleses y visitantes. Junto a la popular pareja serrana y las cinco de gigantones, los que representan al Cid y doña Jimena, a los Reyes Católicos y a tres culturas distintas, se encuentran otras figuras tradicionales como maceros, timbaleros, danzantes o tetines.