Eterno canto de esperanza

ALMUDENA SANZ
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El Nuevo Mester de Juglaría cierra hoy el XXII Festival Castilla Folk en La Isla con 'Los Comuneros', «un clásico en la música folk española», en una versión con cuarteto de cámara

El Nuevo Mester de Juglaría llega hoy a los jardines del Palacio de la Isla como ya hizo en 2017 al Clunia para celebrar 40 años de la salida del disco. - Foto: Valdivielso

Suenan sus primeras notas y todas las gargantas se suman a las de los artistas. Mil quinientos veintiuno, y en abril para más señas, en Villalar ajustician a quienes justicia pidieran... No decae el entusiasmo hasta el final. Se la saben los fieles. Y los que no. Este clásico, eterno, mítico, inmortal Canto de Esperanza es la guinda de Los Comuneros, el disco con el que el Nuevo Mester de Juglaría musicó el poema homónimo de Luis López Álvarez, una suerte de cantar de gesta contemporáneo que narra la Guerra de las Comunidades. Se ha convertido en el himno de Castilla, oficioso, que no oficial, pese a la complicidad de José Antonio Labordeta, que lo llevó al Congreso años ha. Con traje de faena sigue resonando alto en las plazas. Y hoy vuelve, una vez más, a orillas del Arlanzón. El grupo segoviano cierra el XXII Festival Castilla Folk en los jardines del Palacio de la Isla (21 h., 25 euros) con su interpretación acompañado por un cuarteto de cámara, una versión que, precisamente, se estrenó en el Teatro Principal de Burgos en 2002. Albricias. No será esta noche una más. El quinto centenario comunero la hace especial.

Lo reconoce Fernando Ortiz, miembro fundador del conjunto, sin dejar de señalar que, pese a la efeméride y la relevancia del álbum para divulgar este episodio, suena poco este año. «Estamos encantados de tocarlo en Burgos, siempre nos ha tenido en cuenta. Su Ayuntamiento ha tenido la gentileza de invitarnos, cosa que no ha hecho la Junta, que no se ha acordado del Mester en ningún momento. Simplemente nos sorprende», suelta sin ánimo de polemizar. «Todo el mundo tiene descuidos», dice con ironía y se agarra al carácter atemporal de este trabajo. «Los Comuneros ya es un clásico en la música folk española y se puede interpretar en cualquier momento y lugar», remacha y se ríe al admitir que sí o sí ese Canto de Esperanza tiene que estar en sus conciertos. Si no, al pilón. «Directamente, pero fijo, ya puede estar helando...», anota con guasa antes de ponerse serio. «La gente está muy identificada con esa canción y nos sigue emocionando a nosotros desde arriba y al público desde abajo. Para el Mester es muy importante y creo que para Castilla también. El texto de López Álvarez tan sugerente, directo y provocador forma parte ya del ideario castellano. Mucha gente se ha olvidado de que es un texto de autor; ya es un hecho popular y sí, de algún modo, es el himno no oficial de Castilla», se explaya quien comparte escena y, tras más de 50 años, vida con Luis Martín, Llanos Monreal, Rafael San Frutos y Francisco García.

Aires de libertad silbaban en España en 1976, cuando lo grabaron, y en boca de todos está hoy esta palabra. «Pero ahora se utiliza de una manera muy interesada. En aquellos tiempos había un objetivo común, salir de una época y empezar una nueva, y todos los que participábamos de ese deseo teníamos la libertad como objetivo, no estaba mediatizada como ahora. El lenguaje es muy traicionero», ilustra convencido de la actualidad de unos versos de los que cada cual puede sacar su mensaje y seguro de que los burgaleses lo bailarán de nuevo hoy, aunque sea de cintura para arriba.