A subasta el viejo penal de Valdenoceda desde 200.000 euros

A.C. / Valdenoceda
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El alcalde de la Merindad de Valdivielso solicitó al presidente del Senado, Ander Gil, en el reciente homenaje a los presos fallecidos que lo compre el Estado

El viejo edificio está en un grave estado de deterioro y ya prácticamente nadie se atreve a entrar en él. - Foto: Patricia

La Asociación Hispania Nostra lo incluyó en su Lista Roja de patrimonio en peligro el pasado verano. El abandono más absoluto hacía ya mucho que se cernía sobre la antigua fábrica de seda artificial de Valdenoceda, la primera construida en España, pero que casi todos recuerdan por los cinco años en que se transformó en un penal entre 1938 y 1943. Ahora se subasta por 200.000 euros junto a un terreno de casi 10.000 metros cuadrados, como indica el Juzgado de Villarcayo.

La finca y el viejo edificio, propiedad de Juan Antonio Echevarría y Felipe Avendaño, están hipotecados a favor del Banco Bilbao Vizcaya y quienes tengan interés en su adquisición pueden pujar hasta el próximo 6 de junio. No hay una puja mínima, pero si debe haber una diferencia entre cada una de 7.540 euros, al menos. Además del edificio y el terreno anexo, el Boletín Oficial del Estado, anuncia la subasta de otras seis fincas rústicas todas ellas en Valdenoceda y también embargadas a los propietarios del antiguo penal. Oscilan entre los 14.234 metros cuadrados de la más grande hasta los 1.312 de la más pequeña, pero el precio de salida es de 5.000 euros en todos los casos, salvo una que baja a 3.000 euros.

Hace pocas semanas, en el reciente homenaje a los 154 presos que fallecieron en el viejo penal franquista, sobre todo, de hambre, frío y enfermedades sobrevenidas a raíz de las malas condiciones de vida, el alcalde de la Merindad de Valdivielso, Jokin Garmilla, aprovechaba la presencia del presidente del Senado, Ander Gil, para solicitarle que mediase para que el Estado adquiriera este edificio y no se pierda la memoria de lo allí sucedido. Indicaba el regidor que si la ruina acaba con el inmueble, lo allí sucedido podría caer el olvido más absoluto. Esta semana le ha vuelto a recordar a Gil su petición.

Garmilla insistió en plantear la posibilidad de que Gobierno central se haga con el edificio. «El elemento esencial que justifica esta compra es la memoria democrática y todo lo que no hay que olvidar, pero igualmente está la memoria industrial», señaló el regidor, para quien «el edificio y su entorno tienen muchas posibilidades». El Ayuntamiento valdivielsano «carece de medios para poder pujar por este edificio», a juicio del alcalde, quien considera que «podría servir para, a partir de la memoria, mirar hacia el futuro y servir como centro de formación en aspectos relacionados con el mundo rural en un espacio privilegiado como es ese».

En la primera mitad del siglo XIX, el edificio a orillas del río Ebro se convirtió en fábrica de harinas y molino. Afinales del XIX y principios del XX, con la llegada de la electricidad, se transformó en la primera fábrica de seda artificial de España, propiedad de los hermanos Alday Redonnet, de la alta burguesía de Santander. En 1928 la factoría se trasladó al polígono de la Milanera, en Burgos, y en 1938 llegó su nueva vida como prisión. Por ella pasaron casi 6.000 hombres y aunque tenía capacidad para unas 300 personas, llegó a albergar hasta 1.300. La asociación de Familiares de Represaliados la visitó cada año hasta que su galopante deterioro lo convirtió en algo peligroso.