Cuatro años después de que Icomos, el organismo asesor de la Unesco, avalara la protección íntegra del edificio Campo sus propietarios se deciden por fin a solicitar un cambio en el Plan General de Ordenación Urbana para conservar su apéndice superior. Las dos últimas plantas, séptima y octava, están en «disconformidad con el planeamiento» desde hace más de dos décadas pero han sobrevivido hasta nuestros días, y ahora el objetivo de sus dueños es asegurarlas definitivamente.
La solicitud fue presentada hace dos semanas y se ha llevado a cabo con una notable discreción, pues el edificio Campo pretende lograr su objetivo sin necesidad de generar ruido político y mediante una actuación consensuada con los responsables municipales.
El concejal de Fomento, Daniel Garabito, confirma la presentación de la modificación del PGOU y explica que la tramitarán a lo largo de los próximos meses porque cualquier cambio en el Plan General lleva su tiempo, por mucho que se trate como en esta ocasión de cuestiones sencillas o limitadas a un único edificio.
(Más información e historia de este polémico inmueble, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)