Editorial

La última negociación con los presos de ETA encrespa a la sociedad

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El nuevo episodio que se ha conocido sobre la supuesta negociación que el Gobierno de Pedro Sánchez estaría llevando a cabo con los presos de ETA encarcelados para reducir sus penas, o más exactamente, que compute su tiempo de prisión en Francia para recortar su tiempo de encarcelamiento en nuestro país, vuelve a recordar lo presente que está durante la presente legislatura el asunto relativo a la política penitenciaria en cuanto al acercamiento de presos y los beneficios para los etarras condenados.  

Es una obviedad recordar que la dirección de Bildu y los socialistas de Pedro Sánchez mantienen una relación continuada y estrecha desde la toma de posesión de Pedro Sánchez como presidente, que bien conviene resaltar continuamente porque es una realidad que la mayor parte de la sociedad española aún no está dispuesta a admitir, porque las heridas abiertas en las familias, a pesar de los años sin violencia, se consideran aún demasiado recientes. No en vano, Bildu facilitó la investidura de Pedro Sánchez en 2020, y apoyaron las dos últimas propuestas presupuestarias del Gobierno formado entre PSOE y Podemos.

Bildu, y su líder Arnaldo Otegi, se encuentra muy cómodo en la negociación con Pedro Sánchez, hasta el punto de que la última polémica que nos ocupa nos evoca al episodio en el que Otegi, coordinador de Bildu, comentara ante militantes y simpatizantes de su partido que no se descartaba la excarcelación de los presos. Y si lo dijo en ese ámbito reducido, que afortunadamente luego trascendió, no fue ningún brindis al sol. «Tenemos a 200 presos en la cárcel y si para sacarlos hay que votar los Presupuestos, pues los votamos». Así de contundente se manifestaba Otegi en octubre al hilo de la negociación, entonces en pañales, de las cuentas del Estado.

La oposición de Pedro Sánchez tiene obligación y necesidad de llegar hasta las últimas consecuencias en esta polémica, para aclarar a la ciudadanía lo que realmente está sucediendo, ya que da la impresión de que hay demasiados trapos sucios y negociaciones a espaldas de buena parte de la sociedad española.

Por ello, y porque la oposición ha visto que puede encontrar aquí un filón político con bastante apoyo social, en las próximas jornadas habrá nuevas declaraciones y apreturas políticas que se pueden ver influenciadas por el resultado de las elecciones de Castilla y León.  Vox y Partido Popular, con el ánimo por lo alto tras la noche electoral en Castilla y León, seguirán buscando simpatizar con la ciudadanía. Por el momento, los colectivos de víctimas, los primeros afectados por esta polémica, y los primeros que están pidiendo explicaciones, merecen un trato que parece estar lejos de lo que pretende el presidente Pedro Sánchez, dispuesto a que los etarras sigan manejando a Instituciones Penitenciarias.