Adiós al parque de cuerdas del Castillo, que costó 160.000 €

C.M.
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Se inauguró en 2016 y ha funcionado hasta 2020. Desde entonces ha estado cerrado debido a que ninguna empresa ha querido explotar las instalaciones por falta de rentabilidad

Las tirolinas han desparecido, al igual que el vallado, y lo único que queda son las marcas de los enganches en algunos árboles. - Foto: Alberto Rodrigo

El parque de cuerdas del Castillo ya es historia. La Concejalía de Medio Ambiente ha optado por desmantelarlo seis años después de su construcción, en la que se invirtieron 160.000 euros, de los cuales 107.400 euros procedían de fondos europeos del Programa Urban. La decisión ha sido dolorosa pero se ha tomado después de dos concursos fallidos para que alguna empresa se ocupara de su explotación. La falta de rentabilidad y los cambios en el ocio están detrás del desinterés por este tipo de instalaciones. 

Los trabajos de desmontaje de las tirolinas y el vallado los ha llevado a cabo la empresa Euroservicios y Obras Forestales por un importe de 15.340 euros después de que se pidiera presupuesto a tres compañías. «No ha habido interés por la explotación de este parque de cuerdas, aunque desde la Concejalía de Medio Ambiente hemos hecho todo lo posible reuniéndonos con asociaciones de ocio y tiempo libre. También hemos contactado con firmas que explotaban este tipo de parques en Cantabria o el País Vasco pero no están interesadas e, incluso, con empresas de inserción y tampoco han mostrado interés», señala el concejal de Medio Ambiente, Josué Temiño.

Los terrenos se han incorporarán al parque del Castillo y lo único de lo que queda constancia de su antiguo uso son las marcas en los árboles de los enganches y tirolinas, de hecho hace unos meses se hizo una actuación menor para sanear los ejemplares dañados. 

El parque de ocio y aventura del Castillo fue inaugurado en abril de 2016 por el entonces alcalde, Javier Lacalle, y siendo concejala de Medio Ambiente Carolina Blasco. Su gestión se adjudicó a la Fundación Cisa-Aspanias por un periodo de cinco años y un precio de 1.000 euros anuales. Tenía que abrir en el periodo comprendido entre abril y octubre y supuso la creación de 9 puestos de trabajo, seis de ellos de personas con discapacidad.

Contaba con seis circuitos de tirolinas con diferentes niveles de dificultad en función de las edades. Los primeros años funcionó con normalidad, aunque no se ofertaron las actividades complementarias que se anunciaron. Con la llegada de la pandemia en 2020, la adjudicataria alegó dificultades para reabrir el parque, si bien con anterioridad ya había expresado que no era un negocio rentable. Ante la renuncia de la empresa a reabrir la instalación, el Ayuntamiento convocó un concurso en julio de 2021 al que no se presentó ninguna oferta, lo mismo que ha ocurrido un año después. 

De ahí que se tomara la decisión de su desmantelamiento al no ver otra salida y evitar así que fuera objeto de actos vandálicos. Ahora el espacio que ocupó el área de juegos y esparcimiento se ha integrado en el parque para el uso y disfrute de los visitante.