Ejercicio cardíaco en su dosis justa

GADEA G. UBIERNA
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La Asociación Burgalesa del Corazón pone en marcha un entrenamiento específico para personas con afección cardiovascular que ayuda a seguir las pautas que se dan en el HUBU

Por la izquierda, José Ángel Martínez, el fisioterapeuta Jorge Villaverde, Francisco Villar y Tasio Villanueva en el Talamillo, donde hacen la actividad. - Foto: Alberto Rodrigo

Los pacientes que han pasado por la unidad de rehabilitación cardíaca del HUBU tras un episodio cardiovascular suelen hacerse la misma pregunta cuando agotan las sesiones: ¿Y ahora qué?  Uno de ellos, Francisco Villar, afirma que en ese momento «se produce un vacío; en teoría nos ponemos a hacer práctica física por nuestra cuenta, pero eso dura un tiempo». De ahí que él, con un defecto congénito en una válvula que ya le ha hecho pasar por quirófano una vez, haya sido uno de los promotores del 'Entrenamiento aeróbico cardiovascular' que acaba de poner en marcha la Asociación Burgalesa del Corazón (ABUCOR), en colaboración con el Ayuntamiento y, reconocen, gracias a la insistencia de los profesionales del hospital. 

«Su impulso fue determinante», asegura Tasio Villanueva, tesorero de ABUCOR y gran conocedor de la unidad de rehabilitación cardíaca del HUBU a su pesar, por un infarto y una parada cardiorrespiratoria. Esa fue la razón por la que conoció a Villar y por la que, entre unos y otros, elaboraran un proyecto sólido que consiguió el respaldo de la Concejalía de Deportes, que les cede el uso de las instalaciones del Centro Deportivo Talamillo.

El entrenamiento empezó el pasado 9 de mayo con 8 inscritos y, de momento, solo dos grupos: uno de mañana (martes y jueves, de 11.45 a 12.45 horas) y otro de tarde (16.45 a 17.45 horas). «En función de la demanda, adaptaremos los horarios», apunta Villanueva, destacando que la iniciativa «es algo que hace falta, porque hay tres cosas que los enfermos del corazón podemos y debemos hacer: controlar la alimentación, seguir la medicación y el ejercicio físico».

Los dos primeros factores son fáciles de modular por libre, pero el tercero es el que más cuesta. Y no solo porque mantener la disciplina exija esfuerzo, sino porque también hay cierto miedo. Así lo afirma José Ángel Martínez, quien lleva tres años con un stent por una angina de pecho y asegura que «tras un episodio de este tipo, te asustas».

Este sentimiento también es generalizado, por lo que el entrenamiento se hace con la supervisión de un fisioterapeuta especializado, Jorge Villaverde, que ha contratado ACOBUR y que adapta la actividad. «Todo está controlado, porque buscamos que el corazón trabaje, pero sin pasar el límite de la frecuencia cardíaca objetivo. Así aseguramos que estamos en un rango seguro y que proporcionamos beneficios al organismo», dice.

Para ello, cada usuario debe acudir con el último informe del cardiólogo, en el que se indique cuál es su frecuencia cardíaca máxima y, a partir de ahí, determinar cuál es la frecuencia objetivo. «Es a la que debemos acercarnos», dice Villaverde, explicando que eso se persigue a través de tres bloques por sesión: calentamiento con toma de frecuencia cardíaca basal y tensión antes de pasar a la sala de bicicletas estáticas. «Hacemos entre 30 y 35 minutos y pasamos una escala de esfuerzo, que debe ser entre moderado y fuerte». Por último, alternan estiramientos con ejercicios de fuerza, «para trabajar el tren superior y el inferior», explica, mientras controla los datos de Martínez y Villar, quienes, tras un buen rato de pedaleo, son capaces de hablar. «La ventaja del entrenamiento organizado es que te da seguridad y te ayuda a comprometerte», dicen.

Para asistir  no hay que estar asociado, pero sí hay que pagar una cuota de 35 euros al mes. Más información en el correo: corazondeburgos@gmail.com