Tras dispararse el precio de los carburantes desde finales del pasado 2021, el diésel y la gasolina vivían hace ahora un año una de sus mayores subidas. El estallido de la guerra en Ucrania y todas las derivadas geopolíticas motivaron que el valor se elevara hasta cotas nunca antes vistas.

Un año después, a las puertas de una nueva Semana Santa, los paneles de las estaciones de servicio muestran unos precios mucho más moderados, aunque aún notablemente superiores a los registrados antes de la guerra o la pandemia. El caso más llamativo es el del diésel: el litro costaba ayer de media 1,533 euros en la provincia, mientras que 12 meses atrás su valor era de 1,876 euros. La diferencia entre llenar un depósito medio de un automóvil (55 litros) era de casi 20 euros: 103,18 euros en 2022 frente a los 84,3 euros actuales.

Aunque menos acusada, el desplome del gasoil también se ha dejado notar desde el fin de la bonificación de 20 céntimos por litro que aplicó el Ejecutivo entre el 1 de abril y el 31 de diciembre para paliar los efectos de la guerra en el Este de Europa. El 1 de enero de 2023 el precio del litro era de 1,695 euros, lo que significa que repostar conllevaba un desembolso medio de 93,22 euros por conductor.

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