Más tiempo para pensar

Marina Segura (EFE)
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El maestro César Bona apuesta en 'Humanizar la educación' por formar niños más reflexivos para ayudarles a entender el mundo

Más tiempo para pensar

A punto de terminar el curso, puede ser el mejor momento para repensar el que viene... El peso de los contenidos en las escuelas es tan «brutal» que no hay tiempo para pensar ni dar entrada a las cosas importantes de la vida, explica el maestro César Bona (Zaragoza, 1972), que acaba de publicar el libro Humanizar la educación.

«Si ha de darse una unidad cada dos semanas en lengua, matemáticas, inglés, ciencias..., ¿dónde queda ese elemento tan preciado que es el tiempo?», enfatiza Bona, elegido en 2015 como uno de los 50 mejores maestros del mundo, según el Global Teacher Prize, una mención considerada como el Nobel de la Educación.

El autor de Humanizar la educación explica que en absoluto desdeña los contenidos: «Son importantes, cuanto más sepa una persona más se va a ampliar su abanico de posibilidades, pero deben tener relación con la realidad y la vida de los niños».

«Ahora más que nunca hay que educar en el pensamiento, hacer reflexionar sobre lo que has hecho y sus consecuencias. Se trata de conectar pensamientos para no dejarte llevar, sin saber si es verdad o no. Es una paradoja que en la escuela no haya tiempo de pensar», explica.

Por ejemplo, «un alumno hace un examen y al día siguiente obtiene un 7 o un 3 como calificación y con eso ya está. Pero, reflexiona por qué has sacado un siete y para qué te sirve y reflexiona por qué has sacado un tres y qué no entendías y qué tienes que hacer para entender eso», añade Bona.

«¿Encuentran los niños realmente útil para sus vidas aquello que les enseñamos? ¿Podríamos intentar estimular el amor por la lectura antes de tener que medir lo que leen y cuán rápido lo leen? ¿Por qué los docentes hemos de afrontar tanta burocracia que luego termina en el cajón de algún despacho, en lugar de reunirnos y compartir lo que hacemos? ¿Por qué hablamos sobre competencias pero seguimos pensando en materias?», se pregunta.

«Es curioso que en nuestra sociedad cualquier cosa que no es notificable, o sea que no se puede transformar en un número, no sirve», refexiona el maestro, que define la educación como «las herramientas que tenemos -o deberíamos tener- para relacionarnos con nosotros mismos, con la gente que nos rodea y con el mundo en que vivimos. Si una de estas partes se queda fuera, nos quedamos cojos».

 

Más salud física y mental 

Entre las cuestiones que considera importantes y brillan por su ausencia en las aulas figuran temas como la salud física y mental.

Antes de la pandemia había «ya muchos casos de estrés, ansiedad y trastornos del sueño en niños y jóvenes, ahora mismo y lo veremos en los próximos meses o años; estos casos se van a multiplicar en número e intensidad. Y hay a quien le sigue dando igual la educación emocional como si no formara parte de nosotros», se lamenta.

«Voy a poner un ejemplo, ahora todo el mundo sabe lo que es una PCR, pues vamos a hacer un juego de letras y cambiarle el orden ¿qué es una RCP? Cuánta gente sabe hacer una Reanimación Cardiopulmonar, cómo actuar ante una reacción alérgica o hacer una maniobra de Heimlich, eso salva vidas, pues si no lo sabemos tenemos que empezar con lo que más valoramos en la vida que es la salud».

No podía faltar un repaso al marco legal de las leyes educativas. En este sentido, Bona lamenta la falta de diálogo político y afirma, con cierto enfado, que en ocho años solo se habla unas 10 veces de educación. Una vez cada cuatro años cuando se cambia la ley, una vez al año cuando viene el informe Pisa que convierte la enseñanza en una especie de competición deportiva y, si se habla en cualquier otro momento, es solo porque se mira desde un punto de vista adultocéntrico, porque hay desacuerdos o porque hay polémica. Punto»