Artim echa raíces en la tierra espinosiega

A.C./ Espinosa de los Monteros
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El Festival etnográfico, de artes, música y tradiciones rurales se consolida con el respaldo de una veintena de empresas locales y de la mayoría de los vecinos de la villa de los Monteros

Varios ‘artimers’ aprenden construcción en tierra a la vez que reparan el horno del parque de las Cocinas. - Foto: A.C.

El festival ARTIM, Todo lo cría la Tierra, brinda cada año desde  2014 una oportunidad de volver a las raíces, a las tradiciones y usos de las pasadas generaciones que vivían mucho más cerca de la naturaleza. Pero también ha echado sus propias raíces en Espinosa de los Monteros, donde los vecinos cada vez se sienten más identificados y cercanos al espíritu del festival. En esta edición por primera vez una veintena de negocios han apoyado esta iniciativa de la Asociación Ábrego Medioambiente y Desarrollo Rural con dinero o especie y han hecho posible algunas de las propuestas culturales o deportivas, además de formativas.

Isaac Llarena, la voz de la estación de servicio La Estación y las empresas del grupo Llarena, no tiene duda en destacar que «el ARTIM es totalmente beneficioso para Espinosa» y que «el 95% de los vecinos lo opinan así», porque «hace falta que venga gente y darnos a conocer». «ARTIM suma y en estos tiempos es un escaparate muy importante», defiende el empresario.

Alejandro González Arroyo, el joven confitero de El Horno de Ceci y su hermano Jesús han endulzado los postres de los 150 artimers de esta edición con docenas de galletas italianas, su especialidad junto a los sobaos, cocadas y mantecadas. Alejandro se muestra «encantado de que vengan», aunque lamenta que su horario laboral y más aún en verano le impide participar en cursos o talleres, pero no se ha perdido las actuaciones de cada noche. La artista local Estrella R. se subió al escenario el pasado martes para escenificar Las estrellas cuentan. Sobria y Serena ofrecieron un espectáculo musical el miércoles y RIUH ofreció una jam session de música de raíz ibérica y eléctrica el  jueves. Fetén Fetén tocaron la noche del viernes y el sábado fue un día lleno de música, con La cosecha mestizaje band a la hora del vermú y y RIUH en la iglesia por la tarde. Tudanca Folk y Noites de Rock e Meigas amenizaron la noche.

Como dice Alejandro González, «todo lo que se haga en el pueblo y la gente que venga es un bien para Espinosa». Igual opina, Mari Tere Baranda, dueña de la Carnicería Javier, quien puso muchos de los ingredientes a la paella de despedida de ayer. La empresaria, que «siempre» ha colaborado con el ARTIM de un modo u otro, aunque solo esta edición se ha visibilizado en cartelería, anuncios y otros medios, quiere apoyar a los promotores del ARTIM «que nos enseñan a ver la vida de otra manera». Considera «interesantes» sus actividades y opina que los vecinos «cada año están más contentos», porque la familia artimer ya es parte de la sociedad espinosiega cada verano.

Marta ha llegado por primera vez al ARTIM desde Ayuera (Valencia). Esta bióloga no había podido acudir antes por circunstancias aunque lo conocía desde 2017. Descansaba después de una mañana de aprendizaje en el curso de construcción con tierra o bioconstrucción y en dos minutos resume con claridad el ARTIM delante de unas rodajas de sandía: «Es un evento bastante único que mezcla música, aprendizaje, convivencia y no es tan fácil de encontrar. Está acorde con lo que siento, en sintonía con la tierra, la comunidad, la escucha... Es una burbuja, una bocanada de oxígeno». A su alrededor todos asienten e insisten en lo bien que lo están pasando, las personas que están conociendo y como el ARTIM acoge a personas de todas las edades que llegan solas, como Marta, o acompañadas.

En esta edición se han dado cita participantes de Méjico, Estados Unidos, Holanda o Estonia, así como de todos los puntos cardinales de España, desde Cataluña, Madrid, Andalucía, Valencia y, por supuesto, Castilla y León, País Vasco o Cantabria. Hay unas veinte provincias representadas, afirma Sergio Bravo, portavoz del ARTIM .

Durante una intensa semana que acabó ayer domingo, este encuentro ha repartido conocimientos de etnobotánica, diseño permacultural, teatro-foro, agricultura regenerativa, gestión de comunidades, bioconstrucción, percusión tradicional y arquitectura bioclimática en ocho cursos de 22 horas cada uno, mientras que doce talleres formativos de menor duración han mostrado a los participantes cada tarde desde como realizar tareas de molienda artesanal de harinas, vermicompostaje de residuos domésticos o una gestión eficiente del agua. La firma medinesa Ibal Energía se encargó del taller de energías renovables, desarrollado en las instalaciones de la gasolinera La Estación, donde desde 2010 las placas instaladas en la azotea aprovechan los rayos del sol. Yolanda Martínez, de Espinosa, también se ha vuelto a implicar en el taller de apicultura, en la línea que busca ARTIM de sumar con lo agentes locales.