De montaña, de carretera, de ciudad; actuales, restauradas, recompuestas; con maillot, disfrazados o con el traje de pana de la peña. Toda esta diversidad se mezclaba ayer en el curioso pelotón que conformaron ciclistas aficionados de toda edad y condición física en la 23 Fiesta de la Bicicleta de la peña Tierra Aranda. Un evento que contó con el tiempo como aliado y con dos invitados profesionales del pedal: El veterano Lale Cubino, que llegó acompañado del arandino Carmelo Miranda (socio de la peña organizadora y por quien comenzó a organizarse este evento), y la joven promesa Sara Martín, con su equipación del Movistar Team.
Justo antes de iniciar la marcha por las calles arandinas, alternando el asfalto de las travesías con el adoquinado algo más molesto de la zona peatonal, estos dos ciclistas de profesión hicieron un alegato por el uso de las dos ruedas. «Ojalá mucha más gente se anime a participar en futuras ediciones porque es un día muy bonito, se disfruta mucho y se demuestra que las bicis no son sólo para el verano, además de enseñar a los más pequeños a disfrutar de la bici», animaba Sara Martín, mientras que Lale Cubino constataba que Aranda es tierra de ciclismo. «Esta mañana he visto mucha gente que salía hacia la carretera y hacia el monte, da gusto venir a un sitio como este y ver que hay tanta afición», reconocía, además de confesar que la bici no está reñida con el turismo y la gastronomía. «Ayer me dieron un paseo por restaurantes y bodegas que estuvo muy bien», confesaba sonriente y luciendo ya el pañuelo de hierbas como invitado de honor a esta marcha ciclista.
Más fotos:
Los ciclistas arandinos Carmelo Miranda (i.) y Sara Martín, con el invitado Lale Cubino (c.) y dos miembros de la peña Tierra Aranda. - Foto: I.M.L.
Se puede pedalear con disfraz, pero siempre con casco. - Foto: I.M.L.
Escoltados por Cruz Roja y Protección Civil, los pedales empezaron a moverse para llevar al curioso pelotón por las calles arandinas, primero bien agrupado y algo más estirado en la recta final del recorrido, que les llevó cerca de dos horas completar, con la obligatoria parada de avituallamiento en la Plaza Mayor. De la puerta de la bodega de Tierra Aranda hasta acabar en el mismo punto, donde se repartieron los premios a la bici más original y a los mejores disfraces, tanto de los niños como de los mayores. Todo en un ambiente festivo en el que se demostró, una vez más, que el deporte no tiene edad y que se disfruta más con amigos y familia, independientemente de la forma física de cada uno.