Miguel Calvo

El retrovisor

Miguel Calvo


23 deseos

29/12/2022

A punto de estrenar un nuevo año, necesitaría más columnas que las del Partenón para expresar parte de los deseos que me pasan por la cabeza de cara a 2023. Deseos como el de que dejemos de olvidarnos de los olvidados, de las personas más vulnerables o que la OMS anuncie el final de la pandemia de covid-19 que declaró en marzo de 2020. También me gustaría que a Putin le entrara la cordura y a buena parte de nuestros políticos el sentido común para que no olviden quién les paga, y quién les pone y les quita. Ante las elecciones municipales de mayo, me gustaría que nos vendieran la menor cantidad de humo posible. Que nos aclaren si las puertas de la Catedral de Antonio López van a terminar como puertas o en otra cosa, que tengamos una magnífica y renovada iluminación exterior de nuestro primer monumento, que los que mandan no se olviden de que tenemos un Museo de Burgos al que no le dejan crecer, lo mismo que ocurre con el de los dinosaurios de Salas de los Infantes. Que Atapuerca nos vuelva a dar grandes sorpresas este verano, en una campaña que va a ser muy especial para algunos de sus codirectores.

También creo llegado el momento de rescatar la pobre bateadora que desde 2011 lleva atrapada en el túnel de Robregordo, en Somosierra, primer paso para la posible resurrección del tren directo Madrid-Aranda-Burgos, y que se construyan muchos más kilómetros de las autovías pendientes en la provincia. Que en Aranda empiecen a ver como una realidad su deseado nuevo hospital, y en Burgos el nuevo centro de salud del Silo. Que dé sus primeros pasos la implantación de Medicina en la UBU, y que la atención primaria deje de ser la cenicienta de la Sanidad.

En lo deportivo espero que el Burgos CF nos depare grandes alegrías y que el San Pablo retome la carrera para el ascenso. Ya en un plano más personal, por los recuerdos que me vienen de cuando tenía mucho más pelo, quiero terminar esta especie de carta a los reyes pidiendo que en 2023 reabra el café del Teatro Principal, el llamado Pinedo entre 1949 y 1995, y después conocido como el café Espolón y Polisón, y que lo haga recuperando su famosa puerta giratoria. Y Feliz 2023.