El HUBU activa peonadas en la Unidad del Sueño por las esperas

B.G.R.
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Hay pacientes con cita para dentro de dos años, por lo que se ha acordado que haya «actividad complementaria» del personal varias tardes a la semana

Foto de archivo de la Unidad del Sueño del HUBU, cuya plantilla se ha reducido a la mitad en la pandemia. - Foto: Patricia

La dirección del HUBU ha acordado la realización de «actividad complementaria» en la Unidad del Sueño varias tardes a la semana, con el objetivo de menguar las enormes demoras que tienen que soportar los pacientes para ser atendidos por los especialistas; esperas que, como denunció este periódico en noviembre, abarcan varios años: hay personas que están siendo citadas este otoño para 2025. Tanto en el hospital como fuera se denomina peonada a este tipo de actividad realizada más allá de la jornada ordinaria, pero fuentes oficiales del hospital insistieron en que es «complementaria».

La diferencia entre ambos conceptos es más bien técnica, dado que en las peonadas (activadas ahora en varios servicios quirúrgicos) hay una remuneración específica por un número concreto de intervenciones realizadas fuera del horario de trabajo, mientras que en la complementaria, según distintas fuentes no oficiales, no hay unos objetivos tan concretos, pero sí una remuneración porque es trabajo 'extra'. Las fuentes oficiales del hospital no especificaron durante cuánto tiempo habrá «actividad complementaria» en la Unidad del Sueño ni tampoco a cuántos profesionales incumbe, pero sí indicaron que «agilizar los tiempos de espera en consultas es una prioridad de la dirección» del HUBU, por lo que es de suponer que se mantendrá en el tiempo.

La Unidad del Sueño de Burgos forma parte del servicio de Neumología, pero tiene una agenda independiente y funciona de forma bastante autónoma. La pusieron en marcha los neumólogos Joaquín Terán y María Luz Alonso, los dos fallecidos (en junio de 2018 y en marzo de 2020, respectivamente), quienes no solo la estabilizaron y ampliaron hasta conformar un equipo de 18 personas, sino que le dieron prestigio internacional a base de investigación y acuerdos con instituciones y hospitales del extranjero, sobre todo de Chicago. A partir de esas colaboraciones lideraron proyectos en trastornos tan frecuentes como la apnea del sueño, con especial impacto en los estudios sobre las repercusiones que esta interrupción de la respiración mientras se duerme puede tener en el desarrollo de los niños.

A la muerte de estos dos profesionales sucedió la pandemia, que repercutió de lleno en Neumología porque era -y es- uno de los servicios de primera línea y ya llegó justo de personal (15 especialistas). En estos dos años largos ha habido jubilaciones, traslados (entre ellos el de Estrella Ordax, sucesora de Terán y Alonso al frente de la Unidad del Sueño) y muchas dificultades para atraer nuevos especialistas. Todo ello ha provocado el declive de esta unidad, que el hospital intenta revertir con dos neumólogos, un neurofisiólogo, dos intensivistas pediátricos a tiempo parcial y cuatro enfermeros. El objetivo es acortar esperas y garantizar la calidad de la asistencia, tratando a tiempo patologías que pueden ser graves en sí mismas si no se controlan, pero que también repercuten en otras esferas de la vida. Por ejemplo, al conducir o al trabajar.

En Neumología. Fuentes oficiales del HUBU explicaron que en Neumología hay actividad extraordinaria, aunque especificaron que se trata de los módulos compensatorios para los mayores de 55 años que no hacen guardias y no peonadas. 

El objetivo, en cualquier caso, es el mismo que en cualquier otro servicio: reducir las listas de espera en consultas. En el caso de Neumología, a finales de septiembre eran 1.504 las personas que esperaban por una primera cita con un neumólogo del HUBU. Este volumen triplica -o casi- al registrado en los otros cuatro grandes hospitales de la Comunidad: 707 en el de León, 231 en Salamanca (aunque admiten otros 800 pendientes de cita), 517 en el Clínico de Valladolid y 441 en el también vallisoletano Río Hortega. Este último es el más comparable con el HUBU, por tamaño y cartera de servicios, pero su lista de espera es muy inferior a la del complejo burgalés.