Fito se agiganta

ALMUDENA SANZ
-

El artista vasco y los Fitipaldis, con especial protagonismo de los Fetén, brindan un concierto de más de dos horas con canciones como nunca antes habían sonado y cargado de momentazos

Fito se agiganta - Foto: Luis López Araico

Ni un segundo tardó en revolucionar un hasta los topes Fórum Evolución. Fito salió como un torbellino al escenario y el auditorio se vino abajo. Hacía tiempo que no pasaba por aquí, pero la complicidad entre el público y el roquero vasco, y su banda, con especial protagonismo de los Fetén, tardó poco en hacerse carne. Como si se hubieran visto ayer, como si llevaran viéndose toda la vida. Durante más de dos horas, con auténticos momentazos, sonaron las canciones de Fito & Fitipaldis como nunca antes se habían escuchado, con violines, mandolinas, clarinetes, acordeones, mil y una guitarras, saxos... 

Jugó al despiste. Un concierto de Fito en un teatro, un auditorio, suena a plan para una persona que se hace mayor. La intimidad que pintaba el escenario antes de que se apagaran las luces conducía a ese camino. Las canas de quienes se sentaban en el patio de butacas confirmaban las sospechas. Pero Fito no tuvo ni que quitarse la careta. Desde que irrumpió en escena se desveló como el de siempre. Con su energía, su calidad musical, su eterna gorra, sus pantalones y botas de viejo roquero, roquero guasón.

Puede que se esta la canción, la que nunca te escribí, tal vez te alegre el corazón... Para cuando la primera canción, Me acordé de ti, terminó, ya habían crecido melenas y las J'hayber pisaban el suelo. Pero sin nostalgias. Que lo que se veía en el escenario invitaba a disfrutar del momento. Carpe diem. Apoteosis de principio a fin. 

(Crónica completa del concierto, en la edición impresa de hoy de Diario de Burgos)