En apenas un año, el Hereda San Pablo ha pasado de ser el dueño y señor de Europa a verse inmerso en la pelea por la permanencia en la Liga Endesa. Una deriva difícil de presagiar cuando Vítor Benite alzó el título de la Basketball Champions League al cielo de Nizhny Novgorod aquella tarde del 9 de mayo de 2021. Entonces, todo era alegría y el club burgalés era la envidia de cualquier equipo modesto del continente. 

No se podía pedir más. El botín de dos Champions y una Copa Intercontinental era inimaginable para un club con solo un lustro de vida. Ni los más optimistas se hubieran atrevido a soñar con algo tan grande. La conquista del título en Rusia fue el broche de oro a unos meses gloriosos que ya son historia del club y de la ciudad.

Sin practicar un juego tan brillante como en Atenas pero con la confianza de la que ha adolecido este curso, el cuadro dirigido por Joan Peñarroya supo sobreponerse a todos los problemas que fueron surgiendo por el camino -brotes de covid incluidos- hasta colarse de nuevo en la Final Eight. 

Una vez ahí, no tuvo piedad de sus adversarios y cerró un ciclo memorable con la consecución del trofeo en la ciudad rusa de Nizhny Novgorod. Pasó por encima del Hapoel Holon israelí en cuartos, hizo lo propio con el Estrasburgo francés en semifinales y doblegó de forma agónica al Pinar Karsiyaka turco en la gran final. Una penetración marca de la casa de Alex Renfroe fue definitiva para tumbar la resistencia otomana y llevar la alegría a miles de hogares burgaleses. Fue tan bonito que nadie se quería despertar, pero en el deporte no se vive del pasado y la presente temporada está siendo un duro golpe de realidad (...).

(Reportaje completo y más imágenes, en la edición impresa de Diario de Burgos de hoy lunes o aquí)