Fiesta motera reivindicativa

ARSENIO BESGA
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Centenares de aficionados a la conducción, de Burgos y del norte de España, se suben sobre dos ruedas para reivindicar sus «derechos» en Miranda

Centenares de aficionados a la conducción, de Miranda y del norte de España, se suben sobre dos ruedas para reivindicar sus «derechos». - Foto: A.B.

Las válvulas volvieron a rugir, el aroma a gasolina inundó el ambiente y los aficionados a la conducción disfrutaron de las calles de Miranda. La agrupación La Resistencia logró reunir ayer a centenares de apasionados de las dos ruedas para conmemorar, por primera vez en el municipio, el Día Nacional de la Moto.  «En esta ciudad, aunque sea pequeña, hay mucha afición», comentaba José Luis Cívico, fundador del colectivo. Según expresaba, la localidad «se merece algo así también, a parte del resto de concentraciones». «Hasta ahora aquí no se celebraba, teníamos que desplazarnos a Burgos, Bilbao o Logroño», puntualizaba.

Esta vez quienes se desplazaron fueron los moteros del norte de España hacia la ciudad, y no los conductores mirandeses hasta las grandes localidades de su entorno. «Teníamos una previsión de 200 motos por ser la primera vez, pero se ha superado con creces», reconocía Cívico. «Han venido grupos de Gijón, de Valladolid, de Burgos, de Logroño, Bilbao, San Sebastián...», enumeraba. 

Con ello, pese a que se trataba de un episodio piloto y se encaraba con cierta incertidumbre, las calles mirandesas lucieron espectaculares y demostraron que el evento se alzó como un verdadero éxito. Tal vez por eso desde la organización anticipaban que intentarán «celebrarlo todos los años».

Al margen del ambiente sano, festivo, jovial y de hermandad que se pudo vivir durante la jornada, el espíritu de la cita pasaba por visibilizar los peligros que sufren los conductores. «En este día nacional se reivindican los derechos de los motociclistas en la carretera, la seguridad», aclaraba Cívico. «Las carreteras no están pensadas para vehículos de dos ruedas», describía. Según este mirandés, «cuando chocas contra un guardarraíl que no está protegido o está mal colocado, ese elemento que pretende protegerte puede matarte o, en algunos casos, mutilarte».

Por tanto, los moteros salieron a la calle con sus banderas sobre el vehículo, haciendo sonar el claxon y desfilando ordenados para que nadie olvide sus necesidades (...).

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