"China y Rusia van por delante en la defensa cibernética"

F.L.D.
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José Pardo de Santayana (Madrid, 1960) cuenta con un gran número de misiones militares a sus espaldas y eso le ha dado una perspectiva global del orden mundial que aporta como analista. Esta semana estuvo en los Cursos de Verano de la UBU

"China y Rusia van por delante en la defensa cibernética" - Foto: Jesús J. Matías

El orden mundial parecía más sencillo en la Guerra Fría. El ‘mapamundi’ estaba dividido en dos grandes bloques y el resto de países eligió aliado en función de sus intereses. Con la caída del Muro de Berlín, todo se desajustó y hubo que esperar años para ver un nuevo tablero dispuesto en el globo terráqueo. Ahora las alianzas, como la de los países de la OTAN o la de China con Rusia, son mucho más complejas y tienen más aristas.  Por eso, la visión de un experto en las relaciones internacionales como el analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos, José Pardo de Santayana, arroja luz para entender el orden mundial actual. Este coronel participó el martes en el Curso de Verano de la UBU ‘Cultura de Defensa y en Defensa de la Cultura’, donde impartió una charla sobre la asociación estratégica de China y Rusia y participó en una redonda sobre la expansión de estos dos países junto con el director de Diario de Burgos, Raúl Briongos, y Jesús de Andrés, de la UNED.

¿Por qué hablamos del bloque Rusia-China? A priori parece que cada país lucha por sus propios intereses.

Lo que tienen actualmente estos dos países es una asociación estratégica, no llega a ser una alianza. Es una grado menos de compromiso y, por tanto, no se puede hablar de bloque en el sentido estricto. Sí son dos potencias que se ponen de acuerdo para retar el orden internacional existente y rivalizar con Estados Unidos. 

En la Guerra Fría se hablaba de un mundo bipolar que se terminó con la caída del Muro de Berlín. ¿Hemos vuelto a esa dinámica o hay más actores en el orden mundial?

Antes de la caída de la Unión Soviética todo estaba dividido en dos mundos irreconciliables donde no coincidía nada. Cada bloque tenía un sistema distinto y apenas había comercio. Después se vivió una época de hegemonía norteamericana, solo había una gran potencia y sus valores se extendieron al resto de países. Ahora se está reconfigurando un mundo multipolar con tendencia a que dos gigantes como Estados Unidos y China, que crecerá en poder, se vuelvan muy dominantes.  En este juego también entran otras potencias como India o como Rusia, que buscan su espacio en este juego de poder en el que este último país se ha asociado con China frente a Estados Unidos.  

¿Qué papel debería jugar España en este escenario mundial?

Nosotros no somos una de las grandes potencias y, por tanto, no aspiramos a entrar en este juego de poder mundial. Sin embargo, España es un país que forma parte del bloque occidental que en gran medida aceptan el liderazgo de Estados Unidos. No obstante, se da la paradoja de que Norteamérica no quiere liderarlo. Es una situación ciertamente compleja la que vivimos en la actualidad. 

La semana pasada, un grupo de militares del Regimiento de Transmisiones que partió en una misión de la OTAN para prevenir el avance de Rusia en Europa aseguraban a DB que no había riesgo de ataque. 

Ni  Rusia ni la OTAN buscan una guerra, eso es algo obvio. Además, Putin es un hombre que mide muy bien sus pasos. La diferencia de capacidad militar entre ambos es bastante clara a favor de los países aliados. Sí es verdad que los rusos serían capaces de hacer una operación rápida y ganar en el corto plazo algunas posiciones porque tiene fuerzas importantes desplegadas cerca de la frontera.  Todo es posible y ya hemos sido testigos en la Primera Guerra Mundial, pero la probabilidad es bajísima. Aun así, es bueno que haya solidaridad en la OTAN y España participe en ello para marcar el terreno.  

Sobre todo, parece que a la OTAN le preocupa la ciberdefensa, donde Rusia sí parece llevar ventaja.

No cabe duda de que tanto Rusia como China van por delante en el ámbito cibernético. Es el arma del débil
y cuando uno no tiene la fuerza militar equivalente a Estados Unidos busca otros modos de enfrentamiento donde marcar que tiene voluntad de defender sus posiciones sin llegar a un enfrentamiento tradicional. 
Llevamos décadas hablando del poderío de China, pero ellos no parecen hacer un gran alarde.

China ha dejado atrás el periodo del perfil bajo, de una política exterior que busca el entendimiento, y ahora está empezando, desde la llegada de Xi Jinping al poder, a tener una clara voluntad de actuar como gran potencia, sobre todo en Asia, donde sí tiene cierta prepotencia. A nivel global sigue siendo prudente y mantiene una estrategia a largo plazo. 
¿Les estamos minusvalorando desde Occidente? 

Durante mucho tiempo sí los hemos minusvalorado, pero ahora todo el mundo es consciente de su poderío y nos hemos dado cuenta de su firme disposición de imponer su voluntad. Además, tiene una gran capacidad creciente.   
¿Le ve capaz de tener con el mundo esa actitud de prepotencia que tiene en Asia?

A China le interesa un mundo donde haya un entendimiento razonable porque es un país que quiere comerciar con todo el mundo. Quieren la paz y el desarrollo para poder llegar a acuerdos con todos los países. No busca una confrontación, pero sí defiende sus intereses con determinación. 

¿Y no está tensando mucho la cuerda Donald Trump?

El presidente de Estados Unidos ve con preocupación el ascenso de China y piensa que, si no le para los pies ahora, más adelante será imposible. De hecho, creen que dentro de una década o dos serán más poderosos que Norteamérica. Por eso está intentando diferentes estrategias económicas y tecnológicas para ralentizar el crecimiento, con cierta esperanza de que si se detiene pueda haber una especie de crisis interna dentro del país asiático.  

A pesar de todo, ¿estamos todos condenados a entendernos para luchar contra el terrorismo yihadista?

Sin lugar a dudas. Es una amenaza que ha llegado para quedarse durante mucho tiempo y debemos hacer lo posible para resolver las rivalidades y unirnos para combatirlo.