Las heladas golpean a la colza y el cereal celebra la lluvia

H. JIMÉNEZ
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La oleaginosa de siembra temprana confía en tener margen de respuesta y los agricultores respiran por fin tranquilos ante la recuperación de la cosecha cerealista

Félix Vicario muestra las consecuencias de las heladas en sus cultivos de colza. - Foto: Alberto Rodrigo

El campo burgalés está acostumbrado a los sustos. Si los seres humanos ya saben que no es raro ver nevar en abril, o incluso en mayo, qué no habrán visto los milenios que contemplan a la naturaleza. Pero aun así no está libre de contratiempos por culpa de las heladas más o menos tardías como las que ha soportado la meseta castellana hace unas noches.

Las temperaturas bajo cero que han azotado toda la geografía provincial pese a que la primavera ya había comenzado oficialmente dieron un buen palo a los árboles frutales, algo que en el territorio burgalés ha afectado principalmente al valle de las Caderechas. Allí han quedado afectadas buena parte de las flores de los cerezos que ya habían brotado, aunque todavía es pronto para conocer exactamente el impacto sobre la producción porque dependerá de la evolución climatológica en las próximas semanas. Y los frutales no han sido las únicas víctimas.

La colza, un cultivo oleaginoso cuya plantación se ha incrementado exponencialmente a lo largo de los últimos años, tiñendo los campos de un espectacular manto amarillo durante su época de máximo esplendor, también ha notado la dureza de los hielos sobre aquellas plantaciones de fecha temprana. Esteban Martínez, presidente de Asaja Burgos, explica que «es ahora cuando nace la flor de este cultivo que está de moda porque es mejorante del suelo y tiene un buen precio».

Bien lo sabe Félix Vicario, agricultor de Mecerreyes que tiene plantado nada menos que 43 hectáreas de colza. «Este es un cultivo que para los cerealistas es un poco más difícil de gestionar de lo que estamos acostumbrados», reconoce: «Aquí en Mecerreyes a mil metros de altura nos situamos en el límite de la climatología adversa que es capaz de soportar. En febrero vinieron unos días muy cálidos así que el desarrollo de la planta se han adelantado excesivamente, ya tienen sus características flores amarillas, aunque no tanto como cuando llaman tanto la atención desde la carretera, pero de las cuatro floraciones que tienen se ha perdido una».

¿Significa eso que la colza, recurso alternativo para un buen puñado de agricultores, ha perdido el 25% de su producción? No exactamente, advierte Vicario.

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