Pradoluengo asume el albergue para proyectarlo al turismo

I.P.
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El Ayuntamiento aprobará en junio el reglamento de funcionamiento para asumir su gestión mientras se busca cocinero, el puesto que más urge cubrir. En julio llega el primer campamento con 42 chavales

Se han cambiado todas las ventanas del remozado albergue. - Foto: Luis López Araico

Después de casi dos años cerrado y una inversión de 500.000 euros en la reforma integral del mismo, a lo que se suma ahora el cambio de luminarias de bajo consumo, el albergue Adolfo Espinosa de Pradoluengo está listo para acoger a los primeros usuarios. De hecho, ya está confirmado el primer gran grupo; se trata de un campamento de verano con 42 chavales y monitores procedentes de Valladolid. Será a partir del 1 de julio.

En esa fecha tiene que estar ya aprobado el reglamento de funcionamiento y regulación de las instalaciones y las tasas, que irá al pleno que se celebrará hacia la primera semana de junio, con el objetivo de tener todos los criterios respecto a su uso y control fijados. Y es que finalmente, el Ayuntamiento ha decidido asumir directamente la gestión y explotación de esta instalación, según explica el concejal Antonio Sáez al entender que es la mejor fórmula para llevar a cabo el proyecto que se pretende desde el equipo de Gobierno, que busca promocionar el albergue municipal como un dinamizador turístico local.

Con el objetivo de cubrir los puestos de trabajo más urgentes de cara a esa apertura, el Ayuntamiento ha sacado ya el anuncio para contratar los servicios de un cocinero y jefe de cocina, proceso todavía abierto. Sáez explica que se requerirá también un ayudante, al menos a media jornada para cubrir libranzas durante el verano. 

En cuanto al resto de puestos de trabajo que una instalación semejante requiere para el servicio que se va aprestare, el edil añade que de momentos se echará mano de los empleados municipales, haciendo un reajuste de plantilla, por lo que respeta a los puestos de conserje, administrativos o para la limpieza de las instalaciones. Más tarde, cuando avance el verano y en función de la programación, eventos y demanda que vayan surgiendo se irán cubriendo las necesidades de personal con empleados propios o contratación externa. En principio, reconoce Sáez, lo que más urge es el puesto de jefe de cocina, que implica más que preparar comidas, «también la organización de un menú estable, el aprovisionamiento de comida, contacto con proveedores, etc.».

El albergue tiene 84 plazas, pero ahora con aforo por la covid. El concepto de albergue turístico que maneja el Ayuntamiento permitirá el alojamiento desde dos personas a grupos con número variado de componentes. Cuenta con los dormitorios en la primera planta, en habitaciones de 2, 3 y hasta 5 plazas, algunas con baño individuales y otras compartido, mientras que en la planta baja se localiza el salón de actos -de 110 plazas-, comedor y cocina, y en la segunda están las aulas, que cumplirán una función formativa y lectiva para colegios; entre las que el Ayuntamiento plantea estarían cursos de inmersión lingüística todo el año.

La filosofía municipal para explotar el albergue como recurso turístico para ofrecer a los visitantes obligaría a extender el servicio a todo el año y con esa idea, la Corporación trabaja en un proyecto de actividades e implemento de servicios más allá de campamentos juveniles. Pero aún no está definido ese contenido que se irá perfilando en función de la demanda.

La decisión de asumir la gestión directa tiene que ver con esa filosofía porque hasta ahora, explica el concejal, «lo único que ha producido a las arcas municipales ha sido pérdidas durante dos décadas que se sacó a concurso, y tampoco ha supuesto que hayan pasado por él cientos de turistas ni que haya repercutido en la villa, que es algo que también busca el Ayuntamiento», dice el edil, que añade que «se quiere que quien pase por el albergue deje economía en los negocios locales. Hasta ahora solo ha habido pérdidas y una inversión de medio millón en reformas». En esa previsión de futuro, el Ayuntamiento se plantea un uso  compatible de albergue y hostal, y la posibilidad de abrir el comedor como restaurante, «eso requiere permisos y tampoco queremos que sea una competencia para la hostelería local, queremos que sea un complemento», dice, y apela también a la aportación de la oposición.