Lou Matilla

Déjame que te cuente

Lou Matilla


Personas

14/12/2022

Comienza ya a despedirse el otoño, difuminándose con él los ocres caminos que nos había dibujado con tanta delicadeza, transformando su hilada alfombra de hojas en una sutil hojarasca que se desvanecerá con el agua de la próximas lluvias.

El rudo invierno burgalés se abrirá paso en unos días y con él llegarán las bellas cencelladas que lo cubrirán todo con su manto blanco, el más puro y luminoso que existe en la naturaleza.
Mientras tanto, en los corrillos de los bares, en las reuniones de amigos y de familiares, como si del día de la marmota se tratara, un año más se repetirá el mismo tema de conversación, el de las luces navideñas instaladas en la ciudad. Todos los presentes hablarán y comentarán, como si cada uno de ellos llevara la verdad absoluta en sus palabras.

Sin embargo, la realidad que yo veo y no deja de asombrarme es esa que me hace sentir que hemos convertido estas fechas en un espectáculo de consumismo y de egocentrismo, olvidándonos de lo que realmente es importante: las personas. 

Miro a mi alrededor y pienso en las que pasarán estos días en soledad, en las que lo harán en una cama de hospital sin saber cuántos días más tendrán que pasar allí, en las que están lejos de sus seres queridos, en las que se sentarán a la mesa intentando contener las lágrimas al ver esa silla vacía…

Este año, después de pasar por uno de los peores momentos que me ha impuesto la vida, me he convencido a mí misma de que la Navidad es una actitud; es el corazón de los voluntarios que acompañan todo el año a quienes lo necesitan, es la mano de un amigo que te levanta cuando tú no puedes hacerlo solo, es el abrazo que te recompone después de recibir malas noticias, son los kilómetros recorridos para acompañarte, es la voz que te consuela al otro lado del teléfono, son los brazos que te sujetan cuando tú no te tienes en pie…

No importa cuántas luces de colores estén resplandeciendo sobre nuestras cabezas; el siete de enero las miles de bombillas que adornan la ciudad se apagarán; sin embargo, yo seguiré atesorando la luz y el brillo de las personas: MIS PERSONAS. GRACIAS.