Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Encuentro y foto

11/06/2021

Seis meses esperando una llamada y ahora habrá un vis a vis el próximo lunes. Un encuentro ro, breve, dado lo comprimido de la visita a Europa del presidente estadounidense, Joe Biden, para conocerse intercambiar opiniones, breves, sobre algunos asuntos de interés bilateral e incluso mundial –los impuestos a las multinacionales norteamericanas-, y sobre todo para hacerse la foto. Una foto que vale más que mil palabras –todo parece indicar que se producirá aunque la cita no aparecía en la agenda –cargada- de Biden, en su primera visita oficial a Europa, dedicada sobre todo a los organismos europeos y trasatlánticos, la UE, la cumbre de la OTAN, el G-7, y la entrevista con Putin, porque para eso “Estados Unidos ha vuelto” a la escena multilateral tras la etapa de ensimismamiento patriótico de Donald Trump.    

En el marco de la reunión de la OTAN, Biden, sacará algo de tiempo para mantener una reunión con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. La oposición política y mediática echaba de menos que el presidente estadounidense no hubiera tenido tiempo para llamar al jefe del Ejecutivo español cuando lo había sacado para hacerlo con líderes de otros países más pequeños y menos importantes por su peso económico y político en el ámbito internacional. Se atribuía el desdén de Biden a una descortesía de Pedro Sánchez que no habría levantado el teléfono ni por su elección ni por su toma de posesión, y que lo apaño con un tuit. Ahora los buenos oficios diplomáticos –incluido Iván Redondo- habrían revertido esa sensación.  

Lo cierto es que esa supuesta indiferencia no ha tenido correlato en las relaciones económicas, políticas y militares entre ambos países. Más bien todo lo contrario. Porque si lo que importa más son las cosas de comer, Biden suspendió la aplicación de los aranceles a una decena de productos españoles que se instauraron por la guerra comercial Boeing-Airbus y por la decisión del gobierno de implantar la “tasa Google”, que ahora impulsa la propia administración estadounidense.  

En efecto, las relaciones de socios y aliados de ambos países no se han visto afectada en ningún momento, como tampoco lo estuvieron gravemente durante el gobierno de Rodríguez Zapatero, con Barack Obama en la Casa Blanca . Cierto que no se produjo la “conjunción planetaria” prevista, pero la descortesía del primero en su época de líder de la oposición a cuenta de la Guerra de Irak tampoco motivó desastres políticos y económicos irreparables.  

Entre tanto, las relaciones entre los jefes de la diplomacia de ambos países, Anthony Blinken y  Arancha González Laya, se han desarrollado con “extraordinaria sintonía” sobre materias de seguridad y defensa, y en estos aspectos España sigue siendo el aliado fundamental tanto para el escudo antimisiles en el sur de Europa –EE UU ha iniciado la renovación de los destructores anclados en Rota- como para el despliegue de tropas para la lucha contra el terrorismo yihadista en África. O sea, que no parece que, por el momento, Estados Unidos vaya a mudarse a los puertos marroquíes.  

El supuesto ninguneo a Sánchez aireado desde la oposición-Biden solo ha hablado con Merkel y Macrón entre los líderes de la UE- se ha transformado en un trato habitual entre dos países que son socios y aliados. Con naturalidad.