Lo que no se ve

A.G.
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Se estrena en internet el documental 'Agresiones invisibles', hecho por estudiantes de la UBU, que habla de los 'pequeños' actos con los que se sigue hostigando al colectivo LGTBI

«¿Sois bolleras? Pues no lo parecéis». «¿Cuál de las dos es el tío?». Con estas dos preguntas lanzadas a bocajarro a dos jóvenes sentadas en la orilla del Arlanzón da comienzo el documental Agresiones invisibles, un trabajo de un grupo de estudiantes de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Burgos que el pasado domingo, 17, Día Internacional contra la Homofobia, salió del ámbito académico y se estrenó en Youtube con el objetivo de visibilizar aquellas actitudes, aún muy presentes en la sociedad, que menoscaban la libertad de las minorías sexuales y que, como dice el título, no suelen percibirse con facilidad  simple vista. 

Con esas dos cuestiones se pretendía poner en evidencia cómo se puede hacer daño a una persona por su orientación sexual sin tocarla un pelo. Son las agresiones invisibles a las que se refiere el título que, como en el iceberg popularizado por Amnistía Internacional para visibilizar la violencia de género, se encuentran ‘debajo del mar’. Los autores de la película utilizan esta imagen para explicar que aunque solo se ven los insultos, amenazas, agresiones físicas y hasta asesinatos de la población LGTBIQ+ -nombre que le dan a la diversidad- aún hoy sigue sufriendo una violencia explícita que pasa desapercibida porque tiene forma de «humillaciones, desprecios, chantajes emocionales, lenguaje machista y humor homófobo y tránsfobo».

Para dar a conocer esta situación, el documental incluye el testimonio directo de un grupo de jóvenes que explican su experiencia personal delante de la cámara contando cómo les afecta «el discurso de odio» que creen que aún permanece contra la diferencia. «Yo no salí del armario, a mí me sacaron y la orientadora de mi instituto me interrumpió una clase para preguntarme si tenía clara mi sexualidad», afirma una chica perteneciente a la asamblea Diversidad Combativa, que se formó en Burgos en 2018 y que ha dado soporte y visibilidad a Agresiones invisibles. Otra, que se define lesbiana, relata que sufrió el rechazo de su propia madre y una tercera dice que la suya sufre porque teme que le vaya a pasar algo por su condición.

Fotograma del documental, que puede verse en Youtube. Fotograma del documental, que puede verse en Youtube. Samuel Palacios, que participó en el guion, en la documentación y en el diseño gráfico de la película, reconoce que es cierto que se ha ganado mucho en derechos y que  existen leyes que protegen contra los abusos  pero que en determinados ámbitos -incluido el familiar, para muchas personas- pervive una discriminación que en muchas ocasiones les hace estar incómodos. También subraya que las nuevas generaciones de gays, lesbianas y transexuales gozan de una libertad mucho mayor que la de sus mayores. Prueba de ello es que el rodaje de varias de las escenas de la película, en la que se besan parejas del mismo sexo en el Paseo del Espolón no les supuso ningún problema aunque sí  provocaron que se viviera lo que tacha de ‘anécdota’ en la que un señor de edad avanzada al ver los besos «giró la cabeza hacia la cámara haciendo un gesto no muy amable».

Con un ritmo trepidante, la película intercala los testimonios personales con opiniones expertas e imágenes de los actos de visibilidad de la diversidad sexual que se han celebrado en Burgos en los últimos años y de imágenes de pintadas homófobas y de odio en diferentes puntos de la ciudad, a cuya localización para su posterior borrado, por cierto, se dedica, entre otras cosas, el grupo de diversidad que se ha creado hace unos meses en la Policía Local. 

Participa también un joven activista trans que dice no ser muy conscientes de estas ‘microagresiones’: «No me afectan demasiado… Será porque ya estoy acostumbrado». Le acompaña su madre, miembro del colectivo Euforia Familias Trans-Aliadas, que se sorprende de cómo para algunas personas es una suerte que las madres y los padres de las personas trans les acepten «como si lo normal fuera que les rechazasen»: «¿Es una suerte que sus padres les respeten, les escuchen y les amen? Creo que eso es lo que le tendría que pasar a todas las personas, por eso hablar de ‘suerte’ es una agresión invisible pero brutal».

Además de Samuel García, han intervenido en la elaboración de Agresiones invisibles María León (entrevistas, ayudante de documentación y sonido), Sandra Palacios (guion y documentación), Diego Izquierdo (guion y sonido), José Manuel Álvarez y Celia Arévalo (producción), Javier Olivares (realizador, cámara, ayudante de fotografía), Zaida Martínez (fotografía, cámara y ayudante de realización) y Ana Abajo (Edición).