Vecinos del Crucero denuncian la presencia de okupas

J.ORTEGA
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Residentes del periférico barrio viven con «miedo» desde el verano y piden al Ayuntamiento que se ponga en contacto con la empresa propietaria de los inmuebles para que «tapie las entradas»

Los cinco chalets ocupados se sitúan en la calle Gloria Fuertes. - Foto: J. Ortega

Vecinos del barrio del Crucero, en las afueras de Miranda de Ebro, sufren desde este verano las consecuencias de la presencia de varios okupas en 5 chalés adosados situados en la calle Gloria Fuertes, que «llevan 12 años totalmente abandonados», tal y como comenta uno de los afectados: «Queremos que el Ayuntamiento haga algo para poner fin a esta situación», exige. «Aquí la mayoría de casas están habitadas por familias con hijos y gente mayor», relata otro, «y esta situación hace que nos sintamos muy inseguros en nuestra propia calle», continúa.

«No se puede vivir así, evitando dar un paseo con tus hijos o con el perro por la noche por si ocurre algo, ni siquiera nos atrevemos a dejar el coche en la puerta», afirman. El miedo y la idea de que «no se puede hacer nada» rondan permanentemente por la cabeza de los vecinos afectados por esta situación, aunque algunos de ellos no se resignan y abogan por «seguir quejándose hasta que por fin se logre llegar a una solución», añade. 

La posibilidad de llegar a ese buen término pasa, según este grupo de residentes, por «la identificación de los propietarios de estos chalets por parte del Ayuntamiento». Tras esto, su principal reclamación pasa por «tapiar todas las entradas a las casas», de forma que eviten definitivamente la entrada de nuevos interesados en okupar las casas, así como de «los chavales que estudian en el instituto de aquí al lado que se meten durante los recreos» y que corren grave peligro, a causa del mal estado de los edificios en cuestión. 

Estos posibles accidentes se han convertido en «el mayor temor» para los vecinos «Hay que hacer algo antes de que ocurra algo realmente grave, en vez de llevarnos a la cabeza cuando pase una desgracia. Porque estos edificios están prácticamente derrumbados y cualquier día se pueden venir abajo. Eso es lo que más queremos evitar, que haya pérdidas humanas», declaran.

Además, la incapacidad de los cuerpos de seguridad a la hora de hacer algo al respecto acrecienta el miedo «a que esto se vuelva un centro de peregrinación» para okupas de la zona. «Desde hace un tiempo vemos como las cuadrillas que vienen son cada vez más grandes porque aquí espacio les sobra y seguro que se corre la voz, hay que hacer algo antes del verano porque sino ya no se podrá poner ninguna solución. Ellos sienten que pueden hacer lo que quieran y que son impunes», remarcan. 

Consideran que el conocimiento de la actual legislación les otorga a estas personas el aura de inmunidad que desprenden cada vez que se enfrentan a los cuerpos policiales: «De las 5 casas que hay, en 3 ya han cambiado el bombín de la cerradura, están muy organizados y conocen los recovecos legales por los que se pueden colar. Cuando la Policía viene ellos les gritan que saben que no les pueden echar de ninguna manera», explican.

La presencia de okupas en estos edificios abandonados no supone ninguna novedad para los vecinos delCrucero. «En estos 12 años hemos visto gente que ha entrado para robar cobre, aluminio y de todo... incluso en su día entró una parejita joven con un perro que no causó ningún problema», recuerdan. Sin embargo, es el carácter de los actuales 'inquilinos' y sus actividades lo que ahora levanta la preocupación en el barrio: «Esto es distinto, hay trapicheo continuo con coches parando a todas horas», relata otro de los vecinos.

«Llevo desde verano escribiendo a la alcaldesa y a otros concejales del Ayuntamiento, expresándoles el miedo que sentimos ante esta situación y pidiéndoles que se pongan en contacto con el propietario de los chalets para que haga algo, pero es que ni nos contestan... nos sentimos abandonados por ellos». Es la forma en la que otro de los vecinos quiere denunciar la inacción del equipo de gobierno ante esta cuestión, que consideran involucra «a una gran cantidad de mirandeses», concluye uno de los afectados.