Rotunda y frágil espiritualidad

I.L.H.
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El monasterio de San Juan dedica una retrospectiva al escultor y dominico Alfonso Salas. Son cerca de 80 obras en piedra, bronce, madera y poliéster con las que moldea la vida y sus pequeñas cosas

La obra de Alfonso Salas -que se puede observar también con el tacto- está abierta hasta mediados de junio. - Foto: Patricia

El roce, el tacto por la superficie pulida o intencionadamente rugosa desvela si la obra de Alfonso Salas es metal o poliéster:el frío del bronce contrasta con la temperatura del plástico. El escultor combina esos materiales, así como la piedra y la madera, con la misma soltura, mimo, precisión y maestría. Sin engañar a nadie.Por eso lleva décadas invitando en sus exposiciones a que el visitante pase su mano por las obras, que palpe y toque, que sienta el material y recorra con sus dedos las curvas que lo definen. No solo para distinguir el material; también para descubrir lo que se ve con los ojos de las manos.

En el monasterio de San Juan le dedican una retrospectiva desde esta tarde (se inaugura a las 20 horas) y durante mes y medio. Son cerca de ochenta obras en las que el dominico del monasterio de Caleruega moldea las labores del campo, la maternidad y la familia, el paso del tiempo, el cortejo de las aves o la juventud. Y como religioso da brillo pulido a santo Domingo de Guzmán, la Virgen, la Última Cena, Cristo crucificado o el Vía Crucis.

«Desde el homenaje a la sirenita de Copenhague sin cabeza hasta las ensoñaciones juveniles, todo en mi obra es religioso, lo que no quiere decir que sea sacro. Es religioso porque es un sentimiento y todo forma parte de la creación», puntualiza este artista que superados los ochenta años ha dejado ya de esculpir.

Con todos los matices y colores que proporcionan los guijarros, la piedra rojo alicantino, el mármol de Carrara, de ágata, la caliza o el granito Alfonso Salas expresa la rotundidad del cuerpo y la fragilidad de una bailarina, el cariño de una pareja que se cobija bajo un paraguas y el de un par de ancianos, o las dos caras de dios concebido como ambos progenitores: «Yo rezo 'madre-padre nuestro que estás en los cielos' y ese amor lo expreso en El regazo infinito del ABBA donde al tocar la pieza se nota que en la misma cabeza hay dos rostros esculpidos, uno de hombre y otro de mujer», explica.

Dentro del plano sacro dedica varias piezas a los modos de orar de su fundador, del que por otro lado en 2021 se celebraron los 800 años de su muerte: «Está la compasión, con el mundo sufriente; la oración en forma de saeta con la llama imitando el ciprés de Silos, y como santísimo sacerdote donde el perro está haciendo un cáliz con la llama», especifica.

A santo Domingo de Guzmán le ha dedicado también una obra en madera de cedro que la congregación ha entregado a la Catedral para que el templo cuente con una imagen del religioso en el año en el que ambos han celebrado su 800 aniversario. Esa obra se puede ver en la exposición y cuando concluya la muestra regresará al templo gótico, a la capilla del Corpus Christi donde tendrá su asiento definitivo.

La exposición de Alfonso Salas se puede visitar hasta el 12 de junio, de martes a sábados de 11 a 14 y de 17 a 19:30 horas, y domingos de 11 a 14. Los grupos que quieran contar con la presencia del artista deberán avisar al menos con un día de antelación para que el fraile se desplace.