Puntos ciegos y deficiencias del carril bici en Miranda

ARSENIO BESGA
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El recorrido se corta en varias zonas sin el firme acondicionado y no se distingue de la acera. Los ciclistas circulan junto a peatones o coches. «No pueden vender que hay muchos kilómetros, porque no los tenemos», se quejan los usuarios

El carril bici de la mayor parte de la calle República Argentina se distingue solo con unas líneas pintadas sobre la acera, sin un pavimento antideslizante y diferenciado. - Foto: A.B.

Cuando un ciudadano de Miranda comienza un trayecto a través del carril bici tiene imposible volver al mismo punto sin atravesar la acera, pisar la carretera o deshacer el camino ya recorrido. El pavimento destinado a estos vehículos, que no cubre ni un 20% de lo fijado en los planes de urbanismo, tiene casi diez puntos ciegos. Es decir, se trata de un conjunto de vías inconexas, cortadas y de carente utilidad en muchos casos. Además, algunas áreas que sí disponen de un fragmento de suelo para practicar ciclismo no tienen el pavimento adaptado para sus necesidades.

Junto al instituto Fray Pedro de Urbina y el río Ebro, en el final de la calle República Argentina, se encuentra el primero de estos finales del carril bici. Al no tener continuidad hacia el Casco Viejo, los aficionados al ciclismo no pueden acudir a Ircio, al núcleo histórico, al monte de San Juan ni a ningún punto de la otra orilla sin molestar a peatones o cruzarse con coches. Si se atraviesa esta vía, la República Argentina, hacia la parte norte de la ciudad, se encuentra una situación distinta. Aunque no mejor.

El carril bici consta de unas líneas pintadas sobre baldosas que resultan casi imperceptibles. «Es lo más peligroso que puede haber para los ciclistas si el suelo está mojado», recuerda Juanjo Escribano, de la plataforma Cero Emisiones. «Es un parche, no cumple su función», analiza Berna, un deportista amateur. «Esto es una acera y puede provocar conflictos con los peatones», comenta este ciudadano. «Si pintan una raya en el suelo, la gente va por dentro de la raya. No está muy distinguido», apunta Carlos, otro aficionado a esta disciplina. Según ambos mirandeses, cuando el barrio de Anduva está «masificado» prefieren pedalear por la carretera, con el riesgo que entraña. «No pueden vendernos que hay muchos kilómetros, porque no los tenemos», señala Berna.

El trazado se corta en el IES Fray Pedro de Urbina y no se puede cruzar al Casco Viejo.El trazado se corta en el IES Fray Pedro de Urbina y no se puede cruzar al Casco Viejo. - Foto: A.B.

Si se continúa este camino se puede atravesar el municipio. Pero no rodearlo. En la intersección entre la calle Ronda del Ferrocarril y la Ciudad Jardín el carril bici termina, al igual que ocurre en los dos posibles accesos al trayecto hacia el polideportivo. Y existen todavía más puntos 'ciegos'. Justo antes de llegar a la pedanía de Ircio, el pavimento reservado para los ciclistas concluye de nuevo. De la misma forma se articula en las Matillas, donde se dan hasta tres cortes en un trayecto de 200 metros que no está unido al resto del recorrido. O en la calle La Rioja, cuyo carril desemboca en el aparcamiento perpendicular de vehículos.

Por su parte, Bayas, Los Ángeles y El Lago tampoco cuentan con demasiadas facilidades para desarrollar una movilidad sostenible. A ojos de Berna, «es de vergüenza». «La acera es estrecha y las señales están en medio», describe. No se equivoca, puesto que esa parte del carril tiene fragmentos que se comparten con los peatones y apenas llegan a un metro de ancho.

La plataforma Cero Emisiones tiene claro que Miranda podría disponer de un recorrido para ciclistas útil y extenso. «El Ayuntamiento siempre nos ha dicho que la ciudad no es propicia para el carril bici, pero no sé a quién quieren engañar», comenta Escribano, su presidente. «En muchos pueblos más pequeños tienen mejor carril bici», recuerda. «Sobre todo, en País Vasco y Navarra, pero también en otras regiones», explica. Además, desde su punto de vista, existen zonas que imposibilitan colocar este pavimento especial, pero en ellas podría «emplearse la ciclocalle». Es decir, no hay excusas, o al menos eso perciben la ciudadanía y la plataforma ecologista de mayor peso en el municipio.

El barrio de las Matillas cuenta con apenas 200 metros de recorrido y el trazado lo cortan dos edificios, lo que obliga a las bicicletas a circular por la carretera o por la acera.
El barrio de las Matillas cuenta con apenas 200 metros de recorrido y el trazado lo cortan dos edificios, lo que obliga a las bicicletas a circular por la carretera o por la acera. - Foto: A.B.

La conclusión de todo ello deriva en que los ciclistas no pueden acudir al hospital, al colegio, al polideportivo, al centro -donde hay otro punto 'ciego' frente al colegioSagrada Familia- o a cualquier zona sin entrar en la acera o en la carretera. Por tanto, mientras no se desarrolle un «plan de amplio calado», los aficionados a la bicicleta deberán ir «buscando» el poco carril disponible, siempre que este no se corte.