El pueblo 'de una familia' con riesgo a desaparecer

S.F.L.
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La Junta suprime la entidad local menor de Ahedo de Bureba por «carecer de población», un dato erróneo ya que hay cuatro personas empadronadas que han presentado recursos

Fernando (i.), Teresa y Carlos acuden a diario a su pueblo y mantienen en perfectas condiciones la casa de sus padres, que la compraron por 1.500 pesetas. - Foto: S.F.L.

Los cuatro empadronados en Ahedo de Bureba no pueden estar más disgustados al enterarse de que la Junta pretende suprimir la entidad local menor «por carecer de población». Sin embargo, en el Instituto Nacional de Estadística (INE) queda reflejado que el número de habitantes del pueblo aumentó en el año 2000, que pasó de uno a cuatro.

La presidenta de la pedanía, Teresa Escudero, sus hermanos Carlos y Félix, y su sobrino Álvaro son las únicas personas que se mantienen como ciudadanos «sobre todo por un tema sentimental y tradicional», afirman. La alcaldesa declara a este periódico que a pesar de que nadie pernocta en la localidad a diario acuden personas a trabajar el campo. Es el caso de Carlos, un agricultor que nació y se crió en Ahedo y que se traslada desde Briviesca los 365 días del año «a excepción de cuando nieva porque el acceso está mal», explica el hombre. Es uno de los afectados de la familia Escudero, que puede decirse en tono jocoso que es la ‘dueña’ del pueblo. Aunque sea una realidad, a Teresa la entristece y sueña con que algún día «alguien tenga la ilusión de vivir aquí».

El aviso de la administración regional también llegó en 2017. Los vecinos siguieron los mismos trámites que actualmente, poner un recurso, del que nunca recibieron respuesta. «Veremos a ver ahora», manifiesta la alcaldesa. La Junta justifica esta decisión tras «constatar, mediante certificación expedida por el INE que Ahedo de Bureba, perteneciente al municipio de Galbarros, carecía de población a 1 de enero de 1998 y a 1 de enero de 1999» y este acuerdo se ejecuta al aplicar la Ley 1/1998. «No comprendemos nada. La citada norma entró en vigor el 12 de junio de 1998, momento en el cual la Junta, así lo consideró oportuno. Entonces es cuando debería de haber tramitado el expediente de disolución.

Llegado al punto de no proceder jurídicamente la diligencia, en 2021, 23 años después de la entrada en vigor de la Ley, no tiene sentido porque legalmente sí hay población», aclara la regidora.

La localidad ha presentado de nuevo un recurso en contra de la medida, al igual que la Asociación de Pueblos Olvidados de Burgos, cuyo presidente, Ismael Alonso, considera que «el acuerdo supone un atropello jurídico claro y directo de los principios constitucionales como el de justicia o el de seguridad jurídica. La disposición mencionada infiere que Ahedo de Bureba debió de disolverse mediante la tramitación del oportuno procedimiento como muy tarde antes de finalizar el año 1999, época en la que quedaría constatado que no había vecinos en el pueblo».

Para Carlos la idea resulta «descabellada». El hombre explica con  que llevan años muy dedicados a la conservación y embellecimiento del pueblo. «Se han realizado varias mejoras, como la pavimentación de la calle o la traída del agua. También se restauró con la ayuda de Adeco Bureba el antiguo horno y se ha construido un centro social. Para nosotros es importante mantener el título de pedanía y no depender de otro ayuntamiento para desarrollar nuestros proyectos», declara.

Por contra, Teresa, se muestra un poco cansada de «navegar siempre a contracorriente». Afronta su quinta candidatura como alcaldesa y su único objetivo es mantener en pie el pueblo. A pesar del escaso presupuesto del que dispone la pedanía, en torno a 8.500 euros procedentes del coto de caza y de las subvenciones de la Diputación, se esmera en mejorar día a día. «Después de todos los esfuerzos y quebraderos de cabeza no me gustaría depender totalmente de Galbarros», asegura.

Fernando, su marido, alega que acuden todos los días al pueblo y que en las fiestas patronales de San Martín se acercan «decenas de personas para pasar unos buenos ratos, incluso José Ramón Fraga, amigo de la gente de Ahedo», afirma. Por el momento, siguen adelante con sus proyectos de conservación de la iglesia y de las dos fuentes.