El 'convenio de las goteras' ha saneado ya 500 templos

R.P.B.
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En 25 años se ha conseguido consolidar la mitad de las iglesias de la provincia

Cubierta renovada de la iglesia de Santo Tomás, en Covarrubias. - Foto: Patricia González

Si el conocido como ‘convenio de las goteras’ no existiera, habría que inventarlo, podría decirse al conocer los números que maneja la diócesis de Burgos, o quizás ya se hubiese llegado tarde y más de una iglesia de la provincia habría visto cómo su cubierta se hundía irremisiblemente, haciendo su rehabilitación mucho más compleja y cara. Pero lo cierto es que un cuarto de siglo después de esta feliz iniciativa que constituye la estrecha colaboración económica entre el Arzobispado y la Diputación de Burgos (con el apoyo inestimable de algún ayuntamiento y alguna parroquia) ha conseguido en este tiempo sanear y, por tanto, prolongar, la vida de la mitad de los templos de la provincia, esto es, en torno a los 500. Cierto que aún quedan otras 500 en las que actuar, toda vez que la provincia cuenta con 1.003 iglesias, pero la labor de consolidación y saneamiento está siendo fructífera.

A esta impresionante cifra se ha llegado después de la actuación efectuada en los dos últimos años (2019 y 2020) en un total de 40 iglesias por un importe de 1,4 millones de euros. La intervención más exigente y trascendente han sido la realizada en la iglesia de Santo Tomás de Covarrubias, dado que se trata de un templo de enormes dimensiones. "En todos los templos se ha cambiado la estructura de madera de las cubiertas y toda la teja; en algunas de las iglesias, además, incluso las bóvedas", explica Miguel Ángel Ortega, aparejador de la Arzobispado. "Esto supone asegurar todas estas iglesias para, por lo menos, otros cincuenta años", apostilla. El próximo mes de marzo, avanza Ortega, se hará la convocatoria para el convenio de los años 2021 y 2022 (desde hace varios, este acuerdo es bianual) por otros 1,4 millones de euros para otras cerca de cuarenta iglesias.

En el centro de Covarrubias se levanta la imponente iglesia parroquial de Santo Tomás, junto a la que aún permanece la grúa empleada en la ingente tarea de renovar sus cubiertas. Si la estampa que ofrece desde fuera es formidable, el interior lo es más: se trata de una iglesia preciosa y amplia (tiene 950 metros cuadrados). La iglesia fue originalmente levantada en estilo románico tardío, aunque algunos historiadores señalan que su planta presentaría tres ábsides. Una de las naves es protogótica, mientras que las otras dos pertenecen a los siglos XV y XVI. Del primitivo templo románico perviven su ábside, pila bautismal y un notable arco triunfal, pues en época posterior el templo fue totalmente modificado (en los siglos XIV y XV) para daptarlo al estilo gótico. Con planta de cruz latina, en su interior destacan tres amplias naves de ábsides poligonales, siendo la central, del siglo XV, la mayor de todas. Todas está cubiertas por bóvedas de crucería gótica. Asimismo, destaca su púlpito policromado y una valiosa escalera renacentista.

A la cubierta se accede por un estrecho husillo que nace en la cabecera del templo. La visión de lo que hay arriba resulta impresionante: las estupendas vistas que se otean desde el campanario rivalizan con el nuevo entramado de madera que se ha realizado sobre las bóvedas. Huele a pino en estas alturas. "Se ha demolido toda la cubierta de madera, toda su estructura, y se ha construido con madera de pino otra nueva. Además, se está poniendo toda la teja nueva", explica Ortega. Sorprende saber que una actuación tan delicada se haya llevado a cabo en apenas cuatro meses según confirma el aparejador del Arzobispado. "Es una intervención importante. No es simplemente retejar, hablamos de cambiar toda la estructura, que es lo que estamos haciendo en la mayoría de los templos, lo que pasa que hay algunos que son más grandes que otros, como es el caso de esta iglesia de Santo Tomás", describe.

En la actuación de la iglesia de la villa rachela se han invertido 183.000 euros, habiendo costeado 78.000 la Diputación, 31.000 el Arzobispado, 73.000 la parroquia y 27.000 euros el Ayuntamiento de Covarrubias.

Lo que queda. "Todas las iglesias son urgentes e importantes", subraya Miguel Ángel Ortega respecto al medio millar de templos en los que todavía hay que actuar. Destaca, eso sí, algunas que, bien por su estado, bien por su su importancia, serán de las primeras a lo largo de los próximos meses. Una de ellas es la iglesia de Hermosilla, en La Bureba, que aún conserva su ábside románico, así como los canecillos, y otra la joya prerrománica de Santa Olalla, ubicada cerca de Espinosa de los Monteros. Sobre el mal estado que presenta este templo, que es una verdadera maravilla, ya se ha alertado en los últimos tiempos, de ahí que el Arzobispado haya decidido intervenir en ella cuanto antes. "Cambiar su cubierta es importantísimo. Eso va a garantizar su supervivencia", apostilla Ortega.