Roberto Peral

Habas Contadas

Roberto Peral


Nichos de negocio

04/04/2022

Nos han repetido mil y una veces que el futuro de nuestro país está en manos de los emprendedores, y la verdad es que sentimos una admiración rendida, y hasta un punto de envidia insana, por esos ciudadanos llenos de ideas innovadoras y sobrados de decisión que se adentran por los intrincados senderos del marketing digital y los diagramas de flujo para levantar negocios tan creativos como una marca de ropa interior inteligente capaz de medir nuestras constantes vitales o un gabinete de terapia de pareja instalado en la salida del Ikea.

Las tecnologías de la información y la comunicación adelantan que es una barbaridad y están generando nichos de mercado ciertamente vanguardistas, como el turismo gay, la micromovilidad o la gimnasia doméstica. Sin necesidad de ir más lejos, este periódico nos informaba ayer de un sorprendente ramo de actividad bien emergente y con una extraordinaria proyección de futuro: las webs que venden trabajos universitarios a estudiantes, de modo que el cliente, tras pagar una tarifa razonable (una tesis doctoral anda por los 2.500 eurillos), se ve dispensado de esfuerzo académico alguno y puede dedicar su tiempo a ocupaciones más gratificantes, como echar la tarde en los billares o dejarse llevar en pijama por los algoritmos de recomendación de YouTube.

La comunidad universitaria, como no podía de ser de otra manera, ha puesto el grito en el cielo, pero lo cierto es que corren malos tiempos para esgrimir escrúpulos éticos, cuando sabemos de másteres regalados por doctas instituciones a políticos egregios y el fraude se ha convertido desde hace tiempo en moneda de uso corriente en ámbitos tan dispares como las finanzas o el deporte. No deja de sorprender, eso sí, la dejadez que muestra la autoridad competente con este tipo de empresas, que se publicitan con un descaro insólito en la red y convierten la picaresca de toda la vida en un delito organizado a gran escala. Y cabe preguntarse, en fin, que tipo de titulados están produciendo nuestras universidades y qué porvenir les espera; aunque, a fuer de optimistas, podemos confiar en que siempre les quedará la opción de emprender.