Pradoluengo denuncia el abandono de su patrimonio industrial

R. PÉREZ BARREDO
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Cinco años después de que se realizara un catálogo de bienes de interés cultural del conjunto textil, la administración regional no ha realizado una sola inversión encaminada a conservar y poner en valor tan rico legado

Quedan máquinas que son verdaderas joyas. - Foto: Valdivielso

En Pradoluengo casi han tirado la toalla -aunque quizás le vendría mejor el símil de la boina o el calcetín- con respecto a conservar y dignificar su secular patrimonio industrial, que está desapareciendo a pasos agigantados, deshaciéndose como un azucarillo en el pozo insondable del tiempo. Un año más, y van cinco, la Junta de Castilla y León no ha presupuestado un solo euro a ese fin: ¿de qué sirvió que se encargara un completísimo catálogo de bienes de interés cultural del conjunto textil junto con las medidas y acciones necesarias para su conservación y puesta en valor en aras de convertirlo en un hito más de atracción? Esa pregunta no tiene respuesta en la villa textil, donde ya ha cundido el desánimo y la melancolía, por más que desde el Consistorio se siga porfiando por intentar que no desaparezca lo poco que queda ya de ese esplendoroso pasado.

Antonio Sáez, teniente alcalde de Pradoluengo, lamenta que la administración regional no haya movido ficha en todo este tiempo, y que no exista partida alguna en los presupuestos para este fin. «Sigue este patrimonio tan olvidado como siempre. Y peor.Va desapareciendo progresivamente. Está todo parado. Aunque hemos insistido y seguiremos insistiendo, no se ha hecho nada más que aquel estudio, aquel diagnóstico. Pero nada más.Se contemplaba incluso la creación de un modesto centro de interpretación, pero ni tan siquiera eso. Es que no se ha llegado a arrancar en ningún sentido. Desde el Ayuntamiento seguimos insistiendo, pero la verdad es que ya estamos cansados y desesperanzados.Aunque seguimos convencidos de que al proco patrimonio que queda se le puede sacar rendimiento», señala.

Destaca Sáez que ese patrimonio industrial no sólo es de los pradoluenguinos, «sino de todos. Y es una oportunidad para revitalizar esta comarca». Asegura que el Consistorio de la villa textil no puede abordar de ninguna manera en solitario un proyecto de rehabilitación y conservación de esa envergadura. La inacción va cobrándose sus víctimas, como la fábrica de boinas Mingo, una pérdida que es irreparable ya. «Como no se haga algo ya, esto está condenado.No queda más que una sola salida, que sería actuar ya, invertir ya. Pero no sabemos nada de la Junta de Castilla y León.

«Algo único». El historiador Juan José Martín García defiende que el secular patrimonio industrial de Pradoluengo es, junto al de Béjar, «único en toda la extensa comunidad de Castilla y León».

Precisamente por eso, «para su salvaguarda y puesta en valor como recurso turístico y dinamizador económico de una zona rural, la Junta de Castilla y León encargó en 2017 un 'Diagnóstico, Estudio de viabilidad, Propuestas y Plan de Actuación en las instalaciones industriales históricas de Pradoluengo'», que fue redactado por él mismo y por el arquitecto Félix Escribano. «En 250 páginas se realizó un exhaustivo catálogo de cerca de 150 espacios (batanes, hilaturas, tintes, talleres, ramblas...) de este patrimonio industrial textil, reordenados en tres grupos por orden de prioridad a la hora de una potencial intervención. El presupuesto para acondicionar los cuatro edificios 'buques insignia' (una hilatura, una fábrica de bayetas, un tinte y una fábrica de calcetines) que servirían como referentes para poner en marcha un más que significativo corpus patrimonial se calculó en total en unos 370.000 euros, ya que el quinto (la singular fábrica de boinas Mingo -única junto a otras dos en toda España-, y para la que se destinaban a priori en el estudio 120.000 euros) desgraciadamente fue demolida en 2020». 

Martín García entiende que a pesar de representar una cantidad «asumible por parte de la Junta de Castilla y León», desde la recepción del estudio «la excusa para no intervenir por parte de la administración regional ha sido principalmente la propiedad privada de los espacios, a pesar de que la fábrica de boinas Mingo se donaba gratuitamente y que con el resto de propietarios nunca han hablado lo más mínimo. Esta abulia, esta dejadez ha herido de muerte este ilusionante proyecto y con ello ha dejado sin apenas alternativa a la insoluble despoblación que afecta duramente a la comarca de la Sierra de la Demanda», concluye Martín García.