Recuerdo escuchar a Marcelo Bielsa decir que «el éxito es una excepción». Una frase aplicable para cualquier ámbito de la vida. Pero con mucho más valor si la relacionamos con el fútbol. Un deporte de momentos y dinámicas.

Algo así se puede decir de este inicio de la Arandina. Un arranque histórico en la categoría para demostrar que el rendimiento de un club va y viene, pero la grandeza se mantiene. 24 puntos de 30 posibles reflejan el enorme trabajo que hay detrás de este equipo. Apenas tres empates privan a los blanquiazules de firmar un pleno de victorias. En la mayoría de las circunstancias podríamos presumir de ser líderes, pero también tenemos en frente a un Atlético Astorga insólito. Cosas que pueden suceder cuando compites en el Grupo VIII.

Sin embargo, esto no es el efecto de un trébol de cuatro hojas. Detrás de este hito, existe una planificación técnica admirable. Después de una temporada sin play-off, lo fácil habría sido limpiar y construir un equipo nuevo. Pero Álex Izquierdo volvió a demostrar su excelente capacidad para asentar unas bases. Más de una decena de futbolistas de esta plantilla histórica formaban parte de aquella escuadra que se quedó con la miel en los labios el año pasado. Una apuesta que demostró un proyecto serio, sin estrellas, con sangre ribereña y con once líderes sobre el campo que van a una por su capitán.

Ahora bien, las cifras no deben de convertirse en un enemigo. La Arandina tiene a tiro la posibilidad de realizar una primera vuelta brillante. El calendario manda y en el horizonte ya asoma la dura visita a Numancia B, y los trascendentales duelos ante los 'cocos' del grupo: Salamanca y Astorga. Tres partidos para dar un golpe sobre la mesa. Tres choques para seguir haciendo historia. El mensaje es claro. Prohibido dejar de soñar.