Ana Castellanos

Ana Castellanos


La sangría no cesa

15/07/2021

Los padres de alumnos del colegio San Salvador de Oña salían hace pocos días a la palestra reclamando mantener los mismos medios humanos para atender a los alumnos del centro, pero el director provincial de Educación aclaró que la atención está garantizada, aunque con menos de 45 niños habían de conformarse con tres grupos de escolares, uno de Infantil y dos de Educación Primaria que agruparían a los alumnos de primero, segundo y tercero, por un lado, y a los de cuarto, quinto y sexto por otro. En circunstancias similares se encuentra el colegio Tesla de Trespaderne, donde parece que se va a hacer una excepción y mantener cuatro grupos, en vez de reducir a tres, como se temía ante la caída de la matrícula. Esta caída es una alerta más, una llamada más de atención sobre la sangría que no cesa, la de la pérdida de población joven que deja a los pueblos como un erial donde los niños son objetos de lujo y las mujeres embarazadas están en peligro de extinción. 
Créanme que ver pasear un carrito de bebé por un pueblo es una rara avis, como ver un extraterrestre, algo cada vez menos habitual y que sorprende a los lugareños cada vez menos habituados a escuchar el llanto de un bebé. Solo en verano se rompe esta ausencia de sonidos infantiles, cuando llegan las familias de veraneantes, visitantes e hijos del pueblo con sus vástagos. Y en los parques resuena más alegría infantil de la habitual. No me voy a remontar a cuando una servidora cursó la EGB en el Tesla de Trespaderne y las familias tenían cuatro y cinco hijos. En 2007, cuando mi hijo mayor inició allí sus estudios, la matrícula rozaba los 90 alumnos. Eran los años, cierto es, del boom del ladrillo y en los que muchas familias inmigrantes llenaban los censos. Catorce años después apenas alcanzan los 40. La sangría no cesa.