Reinaugurar no basta

H.J.
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Ante la falta de grandes proyectos desde hace mucho tiempo, las simples reaperturas de los hoteles que cerraron durante la pandemia se celebran como un logro

Recepción del Almirante Bonifaz, que cambió de gestores en octubre de 2021 tras meses cerrado por la covid. - Foto: Valdivielso

La consecución de tanto tiempo sin grandes alegrías ha provocado que el sector hotelero se conforme con mantener lo existente y que la mera reinauguración de los establecimientos que tuvieron que cerrar por la pandemia se celebren como un logro. Luis Mata, presidente de la Asociación de Hoteles, recuerda como las últimas noticias reseñables la vuelta a la actividad del viejo Fernán González (que pocos meses después volvió a cerrar y ahora son alojamientos para estudiantes) y del veterano Almirante Bonifaz.

Este último reabrió sus puertas en el puente de octubre, de la mano de la marca Crisol Hoteles de la cadena Hotusa. Una responsable del hotel explica que por el momento están satisfechos con la marcha del invierno. «Depende mucho de los eventos que haya en la ciudad, del turismo de congresos, eventos y los fines de semana de alta ocupación, pero hemos tenido una buena acogida». Allí trabajan 6 personas en recepción, además de los camareros de la cafetería y las camareras de piso, que son de empresas externas.

Precisamente el impacto en el empleo de las viviendas y apartamentos turísticos es una de las principales quejas de la Asociación de Hoteles. Mata calcula que el número de establecimientos de este tipo «equivale a cuatro hoteles grandes o muy grandes», con la diferencia de que no generan trabajo: «Es un nicho de competencia desleal muy rentable para los que invierten que sin embargo ha frenado otros proyectos empresariales que garantizan creación de empleo y estabilidad».

Sostiene este veterano empresario del sector que las viviendas turísticas «conlleva fraude fiscal y trabajos precarios en 'b', algo que hemos denunciado muchas veces desde la patronal y que paradójicamente a los sindicatos nunca les ha importado».

Reprocha Mata a la administración, y en concreto tanto a la Agencia Tributaria como a la Inspección de Trabajo, que «persiguen al que está dado de alta pero no van a buscar a los empleados que están ocultos porque es mucho más complicado y exige más trabajo».

Por su parte Jorge Redondo, de la asociación de viviendas y apartamentos turísticos Viatbur, sostiene que su actividad «está cada vez más controlada, esto ha mejorado bastante y ahora ya es fácil hacer ver a los propietarios que deben estar legalizados y adaptar sus proyectos». Además, defiende el trabajo que se genera en este tipo de pisos, pues por mucho que se abran de forma remota hay que limpiarlos y adecentarlos constantemente.