El pasaje de la Flora incumple su horario de cierre

H.J.
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Los vecinos no deberían bloquear el paso antes de las 22 horas en invierno, pero a raíz del toque de queda se empezó a clausurar a primera hora de la tarde

El acceso desde la calle Huerto del Rey se cierra todas las tardes mucho antes de la hora estipulada. - Foto: Valdivielso

Hace casi diez años, en diciembre de 2011, la comunidad de propietarios de la calle Laín Calvo 9 y 11 tramitó una licencia para el acondicionamiento de su fachada, cubierta y patios. Aquello incluía la renovación de las grandes puertas que comunican mediante un pasaje peatonal la mencionada calle y la plaza de la Flora.

El cambio de las puertas fue polémico, pues resultaron ser metálicas y no de madera como las anteriores. Tuvieron que pintarlas de color blanco para no desentonar tanto con las exigencias del Plan Especial del Centro Histórico. Finalmente recibieron los permisos municipales, pero aquel trámite se aprovechó para renovar un acuerdo vigente desde el siglo XIX (según consta en el Archivo Municipal) por el que los vecinos se comprometen a mantener abierto el pasaje unas determinadas horas al día.

En concreto, se recogió que se procedería al cierre «a las diez de la noche desde el catorce de septiembre al tres de mayo y a las once de la noche desde esa fecha hasta el catorce de septiembre, realizándose la apertura a las 8 y a las 9 horas respectivamente». El compromiso, sin embargo, lleva incumpliéndose desde hace meses.

Con motivo de la pandemia, cuando el interior de los bares permanecía permanentemente clausurado y había toque de queda desde las 20 horas, las terrazas de la hostelería invadieron La Flora y el pasaje se convirtió en un lugar problemático. A plena luz del día, aunque todavía era invierno, los jóvenes consumidores de los bares de alrededor se internaban en el callejón para consumir alcohol e incluso para orinar.

Los vecinos con los que ha podido hablar este periódico relatan  que algunos de los adolescentes llegaron incluso a encararse con los residentes, en evidente estado de embriaguez, y su hartazgo tuvo como resultado el adelanto del cierre.

Por aquel entonces, en torno al mes de febrero, empezaron a cerrar el portón orientado hacia La Flora alrededor de las 4 de la tarde, mientras permanecía habitualmente abierto el de Laín Calvo, entre otras cosas para permitir a los clientes de una tienda de ropa asomarse a un pequeño escaparate situado en los bajos.

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