El hospital Santiago Apóstol recuperará la normalidad este lunes, cuando su gerencia habilite las camas que se cerraron a principios de verano. Durante cuatro meses, de junio a septiembre, la mitad de la planta Q1 y la de Medicina Interna quedaron sin pacientes, en total, 28 plazas menos disponibles. En la dirección la medida se justificaba por el descenso en la actividad asistencial en los meses estivales, aunque en el sindicato SATSE apuntaban a la falta de enfermeras como la razón principal por la que tenía que reducirse la cifra de camas en Miranda.

La representante provincial Silvia López indica que el verano ha transcurrido por lo general sin muchos problemas, salvo al principio  «cuando hubo más casos de covid entre finales de junio y principios de julio», puntualiza. En ese momento en el centro comarcal tuvieron que habilitar «de cuatro a seis camas más», debido a que los ingresos sobrepasaban las 14 plazas que dejaron habilitadas en Medicina Interna, sección en la que tratan en Miranda a los pacientes contagiados por coronavirus. En la Q1 no hubo que modificar nada.

El centro «intentó reforzar» la zona covid, para que no se quedará una única enfermera con todos los pacientes. El problema, según índica la representante sindical, está en que debido a la falta de profesionales disponibles en la bolsa de contratación, los refuerzos «siempre se hacen a costa de lo mismo, con al aumento de la carga de trabajo de la gente que está», ya que «o te cambian de servicio, no te conceden los permisos o directamente te tienen que llamar en días libres para que acudas», lamenta López.

En cualquier caso, más allá de ese momento del verano «sí que han respetado los 14 pacientes por enfermera», matiza López, que en cualquier caso apunta que la cifra ya supone un esfuerzo para ellas.