«Si el PSOE no se ha roto ha sido por orgullo de militancia»

R. PÉREZ BARREDO
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El periodista Fernando Jáuregui presenta este martes en Burgos 'La foto del Palace', obra en la que recorre la historia del socialismo español desde la mítica victoria de Felipe González en 1982

Jáuregui, en el mismo balcón al que se asomaron unos exultantes González y Guerra la noche del 28 de octubre de hace 40 años. - Foto: Juan Lázaro

Nadie puede contar mejor la historia que aquellos que han sido testigos directos y cercanos de los acontecimientos cruciales y de quienes los han protagonizado. El periodista cántabro Fernando Jáuregui es uno de ellos: en sus crónicas, artículos, entrevistas y libros está encerrada, de forma clarividente, la más reciente historia de España. En su último libro, La foto del Palace (La Esfera de los Libros), disecciona con mano de cirujano y enorme lucidez los últimos cuarenta años del socialismo español, desde la famosa noche del 28 de octubre de 1982 en la que el PSOE arrasó en una cita electoral que es historia, y que tiene en la imagen de unos exultantes Felipe González y Alfonso Guerra -asomados a un balcón del mítico hotel madrileño- el gran icono de aquella victoria mítica que habría de inaugurar un nuevo tiempo en la vieja piel de toro.

 «La Historia, con mayúscula, no tiene por qué ser rigurosamente cronológica, sino que puede ser una asociación de acontecimientos y de ideas», escribe Jáuregui en el libro, que se presenta mañana martes, 15 de noviembre, a las 20,15 horas, en el Museo de la Evolución Humana, en un acto que estará presentado por Álvaro Melcón, director de Diario de Burgos. «Soy periodista, no historiador, y lo más periodístico es lo último que ha ocurrido. Y Pedro Sánchez es heredero de Felipe González y de Rodríguez Zapatero; heredero de muchos años de socialismo; heredero y transformador (unos dicen que para bien, y otros que para mal) de un partido que tiene mucha historia», explica el periodista a este periódico. Así que es el actual secretario general del PSOE y presidente del Gobierno la figura con la que arranca el libro de Jáuregui.

Un Pedro Sánchez que son muchos Pedro Sánchez en el relato del periodista, que tiene muy claro que más que un superviviente «es un resistente; llegó al poder por las vías más inéditas que yo haya visto jamás. No he conocido un caso tan curioso. Si hubiese ganado Susana Díaz las elecciones primarias de 2017, desde luego el PSOE no estaría ahora gobernando, hubiese sido todo diferente», apunta. Señala Jáuregui que ha habido un Pedro Primero, un Pedro Segundo, un Tercero y ahora un Cuarto, «calificados con distintas adjetivaciones: uno cruel, otro ascendente, otro ambicioso, otro resistente... Hay un Pedro Sánchez que gana unas primarias y se hace secretario general; pero también hay un Pedro Sánchez que es defenestrado y tiene que empezar a reconquistar el poder; está el que lo consigue e, incluso, provoca una moción de censura que no dejaba de ser arriesgada; y el que, hoy, es una incógnita, porque no sé muy bien por dónde acabará tirando este Pedro Cuarto, aunque creo que acabará insistiendo en la línea de izquierda, en esta coalición un poco fantasma que tiene ahora, aunque tampoco es fácil, porque Podemos se está desmembrando a ojos vista y eso le va a crear algún problema. Aún está todo por ver».

Pedro Sánchez es un resistente; llegó al poder por las vías más inéditas que he visto jamás"

Posibles estallidos. Una de las claves que trata de desentrañar Jáuregui alude a cómo es posible que el PSOE no se haya roto nunca del todo. «Ha tenido cincuenta oportunidades para estallar en pedazos, desde Indalecio Prieto y Largo Caballero, hasta la patada que le dieron a Pedro Sánchez en Ferraz, ha tenido muchas opciones de estallar. ¿Por qué no ha sucedido? Estuve con Felipe González en la última Navidad, y le pregunté cómo era posible que, con lo mal que se había llevado con Sánchez, con todas las diferencias que se habían evidenciado, con las cosas que se habían dicho el uno al otro... ¿Cómo es que había asistido al 40 Congreso de PSOE, celebrado en Valencia [octubre de 2021] y que fue a mayor gloria de Sánchez? Y Felipe, mirándome muy serio, me dijo: 'Porque, aunque tú no te lo creas, yo sigo siendo del Partido Socialista Obrero Español'. Yo claro que me lo creo, pero no sólo que es del PSOE, sino que 'es' el PSOE.Y con aquella respuesta me dio una pista: hay un orgullo de militancia del PSOE que va incluso más allá de la propia disciplina partidaria; y ese orgullo es que yo creo que ha mantenido al PSOE más o menos incólume más allá de Largo Caballero-Prieto, de Suresnes (que fue muy traumático-), de las diferencias entre Felipe y Guerra, entre Almunia y Borrell o de un episodio que fue muy importante y que no se ha historiado bastante y que fue la pelea entre Rubalcaba y Carmen Chacón, que no fue precisamente ideológica; el propio Pedro Sánchez fue un factor disruptivo. Pero ahí está, ahí sigue el PSOE.

Pero aunque Sánchez (del que Jáuregui considera que no tiene discusión dentro del partido «que se sepa o que se vea») ocupe las primeras páginas de la obra, hay una figura protagónica indiscutible que empapa, que traspasa todo el libro, y sin la que no podría comprenderse nada: Felipe González, aquel joven abogado sevillano que desde la localidad francesa de Suresnes cambió los designios del partido fundado por Pablo Iglesias.

«La figura de Felipe González emerge por encima de la figura ya no sólo de Zapatero ySánchez, sino de todos los presidentes del Gobierno excepto del Adolfo Suárez de los dos o tres primeros años. No hay que olvidar que Suárez dio la vuelta al Estado como un calcetín. Aquel fue su mérito: cargarse el Movimiento, la Ley de Amnistía, primeros apuntes de la Constitución, los Pactos de la Moncloa». Lo que hizo Felipe González fue consolidar alguna de las cosas que estaban ya en marcha. Y creo que hizo tres cosas fundamentales: le puso cimientos al estado del bienestar -educación, sanidad-; hizo una reforma militar importante -pacificó este país-; e internacionalizó a España, esa España autárquica, paleta, metida en sí misma. Entró en la Unión Europea, consolidó la posición en la OTAN -con un desgaste personal importantísimo- y, sobre todo, se abrió a Latinoamérica.España, de pronto, se convirtió de verdad en la cabeza del 'consorcio iberoamericano' sin paternalismos. Y lo hizo muy bien: logró lo que ahora hemos perdido, una posición de interlocución e influencia muy importante en Latinoamérica, aunque es verdad que ahora sea otra muy diferente».

Destaca Jáuregui otra de las maniobras que hicieron de González un estadista esencial en aquellos años.Respecto de Cataluña, con la que nunca tuvo problemas, «gracias a que allí tenía un tipo que se llamaba Miquel Roca; si hubiera triunfado la 'Operación Roca' no tendríamos ahora el problema que tenemos con Cataluña». Sí tuvo, claro, el gravísimo problema de ETA «y de todos los errores que cometió en la lucha contra el terrorismo con el GAL», así como con la corrupción «haciendo la vista gorda».

También hay 'secundarios' de lujo que sobresalen, caso de Alfonso Guerra. «Tiene un papel muy importante en un momento determinado, porque es el hombre que hace el partido, el que consolida. Aunque también tiene un papel negativo, porque llega un momento en el que constituye más un problema que una solución para Felipe González y para la gobernación. Esa división entre guerristas y renovadores fue nefasta. ¿Eso justifica que se hayan 'olvidado' de él a la hora de la gran celebración de Sevilla del otro día? No, pero es que, lo peor de todo, creo que fue de verdad un olvido. Y creo que eso sucedió porque ahora mismo el PSOE está mal gerenciado, mal gestionado (aunque mejor que conAdriana Lastra); pero colocar de número dos del partido, en época preelectoral, nada menos y nada más que a la ministra de Hacienda, me parece un auténtico dislate, una barbaridad. Y eso se traduce en olvidos como el de Guerra o disparates como asegurar, en plena negociación para renovar el CGPJ, que sí se va a hacer la reforma de la sedición. El pluriempleo no es bueno».

Fernando Jáuregui, que por motivos personales cubrió para El País aquella campaña del 82 siguiendo a la del CDS (aunque en realidad le habían asignado al PSOE), estuvo aquella noche histórica en el Palace. «Hubo instrucciones para no desmadrarse, para no asustar a la gente. Por eso no recuerdo que hubiera nada especialmente resaltable, noticiable. El discurso de Felipe fue contenido. Julio Feo, que fue el hombre que acompañó a González durante toda la campaña, me contó que la sombra del golpismo militar no les abandonó nunca: pocos días antes se había descubierto un complot de tres coroneles con un plan cruento, sangriento. Todo eso hizo que se le echara un poco de sifón al vino de la gloria de aquella noche».

Felipe González emerge por encima de todos los presidentes, excepto del primer Suárez"

Sin diferencias. Sostiene Jáuregui la teoría de que, en los últimos años, tanto el PSOE como el PP hubiera gobernado de la misma manera respecto a los asuntos cruciales. «Creo ahora mismo, si Feijóo gobernase -en su momento tendrá la ocasión de hacerlo- haría lo mismo en política fiscal, en cuanto a pensiones, incluso en cuanto a los indultos del Procés o la redefinición del delito de sedición. Luego hay cuestiones de talante: Pedro Sánchez es más bien menos simpático, es más bien poco transparente -vamos a decir inveraz-; pero en la parte positiva hay que reconocerle que tiene una buena entrada en la Unión Europea, en círculos internacionales, y hay que reconocer que es muy arriesgado. Eso tiene valor, aunque veces puede ser algo malo. Es la suya una audacia a veces suicida. La audacia está bien mientras te acompañe la suerte, y a Pedro Sánchez hay que reconocerle algo que es indudable: suerte tiene para exportar, al margen de que es un hombre al que la diosa Fortuna ha bendecido desde el punto de vista físico, de que su familia no ha pasado estrecheces, de haber podido estudiar fuera. En un político, y en la vida en general, es así: es bueno ser guapo, no vamos a engañarnos. Parecerá una frivolidad y una gilipollez, pero también ser guapo es una cualidad en un gobernante».

Pese a su experiencia y a su olfato, no se atreve Jáuregui a realizar un vaticinio en torno a las próximas elecciones generales. «Quienes hablan del 'efecto Feijóo'... Habría que matizarlo mucho. Ya veremos qué sucede. Es muy difícil hacer un pronóstico, y es probable que se haga difícil conformar gobiernos gracias a la malhadada ley electoral que tenemos, que es un desastre y nos obliga a estar todo el día con extraños compañeros de cama. También dependerá de lo que pase con Podemos y con Yolanda Díaz. Si el PSOE fuese inteligente, debería intentar 'ligarse' a Yolanda Díaz y meterla en una nueva 'Operación Garzón', incluyéndola en el número 2 de las listas por Madrid. Les conviene, porque en el PSOE no hay número 2, y eso es terrible. Nadie tiene peso de estadista. Otras cosa es que ella se deje, y que a alguien se le ocurra en el PSOE, porque hay quienes lo piensan pero a nadie se le ocurre dar el paso en el sentido», concluye.