Inversores solares peinan Burgos para instalar nuevos parques

G. Arce
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Buscan emplazamientos cercanos a los parques eólicos con un mínimo de 100 hectáreas y disponibilidad para operar 40 años. Prometen entre 1.200 y 3.000 euros anuales por cada 10.000 m2

Parque solar. - Foto: Alberto Rodrigo

En pleno del debate sobre el cambio climático y sobre la dependencia energética extrema de España de terceros países, buena parte de la provincia de Burgos vive inmersa en las últimas semanas en una avalancha de peticiones de suelo para la instalación de parques fotovoltaicos. Propietarios privados y también alcaldes, como los de Pedrosa de Río Urbel o el del Alfoz de Quintanadueñas, no dejan de recibir llamadas e incluso proyectos ya perfilados para instalar paneles solares en parques de un mínimo de 100 hectáreas. Las ofertas son jugosas, desde 1.200 hasta los 2.000 e incluso 3.000 euros anuales por hectárea durante los próximos 40 años, ingresos que se sumarían a los que ya generan los parques eólicos a cuya sombra se quieren instalar los inversores solares.

Óscar Alonso, alcalde de Pedrosa de Río Urbel, reconoce que ha recibido más de cuatro ofertas de empresas en las últimas semanas, sumando más de 400 hectáreas, aunque duda de los beneficios que estos proyectos puedan traer salvo para los propietarios del suelo. «Se habla de 1.200 euros por hectárea pero en terrenos de cien o más hectáreas, que se restarán al cultivo de cereales durante 40 años (¿vamos a llenarnos de placas para seguir comprando grano al extranjero?), que se van a vallar por seguridad y que no se volverán a disfrutar, tampoco por los cazadores».

Alonso teme la desaparición de muchos agricultores pues hay mucho suelo cuya propiedad es de familias que son ajenas al campo o de agricultores que optan por dejar su actividad. De hecho, en el término ya se ha cerrado la construcción de un parque fotovoltaico de 115 hectáreas hoy cultivadas. «Me temo que ha habido propietarios que han firmado presionados y obligados, pero en este caso el Ayuntamiento no puede hacer nada, es decisión de los 40 dueños del suelo. Esto es malo para la agricultura y para la fauna. Nosotros tenemos este problema y sé que en el Valle de Santibáñez están igual».

 

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