Lienzos con mucha historia

R.E.M
-

José Manuel Aznar se convierte en el ganador de la XXXIII edición, que reúne a 48 pintores en las calles de Frías

Paula Turébano pinta con óleo una de las partes más características de Frías, enamorada de ese rincón. - Foto: Christian Castrillo

Las calles de Frías se llenaron de color un año más con el concurso de pintura que acogió en esta XXXIII edición a un total de 48 participantes. Desde los lugares más emblemáticos y reconocibles del considerado uno de los Pueblos más bonitos de España hasta aquellos rincones que suelen pasar desapercibidos fueron representados por los artistas. Las vistas, eso sí, ayudaban a inspirarse.

El ganador resultó José Manuel Aznar de Barcelona con su Frías en verano, que recibió 1.500 euros como premio. El segundo puesto -1.000 euros- fue para Richard García (Móstoles) con Reflejos en Frías y el tercero -700 euros- para el Vermouth del hojalatero de Johana Soldevilla (Navarra).

Los artistas llegaron procedentes de todos los puntos de España, aunque un buen número lo hizo desde País Vasco y Cataluña. En un año marcado por la crisis del coronavirus, encontrar un concurso como este resulta complicado. Sin embargo, no se convirtió en un impedimento para desarrollar el evento al aire libre, respetando todas las medidas de higiene. Iñaki Sainz, de la Asociación Amigos de Frías, quien organiza el evento, reconoce que el objetivo consiste en «fomentar Frías hacia el exterior».

El castillo y las «preciosas casas» se incluían en el lienzo de Paula Truébano, que utilizaba el óleo. Acudía desde Gijón, era la primera vez que participaba y no dudó a la hora de escoger un rincón. «Llegué y me enamoré de esto, no tuve que andar mucho», manifiesta. Reconoce también que pintar solo el castillo para ella resultaba muy «básico» al tener que utilizar únicamente los grises, de esta forma pudo «dar más juego, colorido, perspectiva y contraste».

Una vista más general del pueblo ofreció Tomás Hoya, de Santander, «como si llegaras hacia él, donde te impresiona todo». Tenía como objetivo mostrar con acuarela esa sensación inicial de los visitantes  cuando lo descubren. Explica que dentro del pueblo las «perspectivas son muy complicadas y las calles muy estrechitas», por ello se decantó por un plano general «para coger el conjunto».

La parte más urbana quiso representar Carlos Uriagereka, de Mungia, primero con acrílico y luego óleo. Con la estructura de las casas y los tejados deseaba mostrar la vida del pueblo. Y desde Granada llegó Juan Pedro Linares, que con técnica mixta pintó las casas colgantes. Había acudido en otra ocasión, de la que recuerda que el nivel era muy alto y quería repetir puesto «que el sitio lo merece».

Están también aquellos espacios que habitualmente pasan desapercibidos al estar junto a auténticas joyas, pero que sin lugar a dudas poseen su encanto. Esteban Oroz, todo un veterano, no quería dejar pasar la oportunidad de pintar una puerta que le había dejado impresionado hace años «pero como es tan bonito el pueblo...». Empezó con acrílico y siguió con óleo para no dejarse ningún detalle.