La vendimia roza los 70 millones de kilos recogidos en un mes

I.M.L.
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Las bodegas de la Ribera del Duero han recepcionado tres cuartas partes de la cosecha estimada, en torno a los 95 millones de kilos. 52 elaboradoras dan por terminada la recogida de uva y 228 siguen abiertas

Las variedades de uva blanca fueron las primeras en recogerse. - Foto: L.N.

Hoy se cumple un mes desde la fecha que el Consejo Regulador de la DO Ribera del Duero marcó como inicio de la vendimia este año y las bodegas elaboradoras han recibido 69,6 millones de kilos de uva, según la última cifra oficial. Una cantidad que supone algo más del 75 por ciento de lo que se estimaba que se iba a poder recoger, unos 95 millones de kilos en las previsiones medias. Algunos bodegueros, a la vista de cómo se van desarrollando las labores de recogida y gracias a algunas lluvias aisladas y puntuales registradas en la comarca, reconocen que los cálculos iniciales se pueden quedar cortos y que se podrían superar los 100 millones de kilos de uva en esta cosecha.

Hasta el momento, de las 307 sociedades inscritas en la DO Ribera del Duero, el 90% están recibiendo los frutos de la añada 2022. Son 280 bodegas las que han abierto hasta ayer sus puertas para la recepción de uva, de las que 52 ya han dado por finalizada la vendimia y el resto, 228, siguen llenando sus depósitos con el fruto de las viñas. 

Las labores en el campo se están desarrollando de manera pausada y escalonada, dependiendo del nivel de maduración y equilibrio de parámetros de cada parcela de viñedo. «Es muy importante elegir bien la fecha de vendimia porque influye en la calidad final en una cosecha muy técnica como es esta, tanto en la viña como en la bodega», apunta el enólogo José Manuel Pérez Ovejas, que añade que «ha habido serios problemas para encontrar personal para llevar a cabo la vendimia manual» como otro motivo por el que la vendimia de 2022 se va a dilatar en el tiempo.

La falta de precipitaciones en gran parte del ciclo vegetativo de la viña tiene dos caras. La menos buena es que hay una menor producción que, para compensar quebraderos de cabeza, la realmente buena es el estado sanitario excelente de la vid. «El hecho de que la uva esté sanísima, no se ve nada de botritis ni hongos, hace que la decisión de vendimiar una u otra parcela se pueda hacer con más calma, sin la premura para evitar que se propaguen las enfermedades, y nos deja esperar algo más para alcanzar la maduración óptima», reflexiona Pérez Ovejas.

Aún es pronto para valorar la calidad de los futuros vinos, pero la combinación de buen grado y baja acidez lleva a pensar a los expertos que esta añada dará un resultado más amable en boca, agradables de beber y con un rango que puede ir de muy bueno a excelente, a la espera de su evolución y tratamiento en las bodegas.