«Es el primer paso para evitar el impacto de un asteroide»

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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El burgalés Carlos Briones, científico del Centro de Astrobiología del CSIC, califica de «emocionante, histórico y trascendental» el buen fin de la misión espacial DART, que desvió la trayectoria de un asteroide, en una acción «de defensa planetaria»

El asteroide Didymos (izda., arriba) y su luna, Dimorfos, unos 2,5 minutos antes del impacto de la nave espacial DART de la NASA. - Foto: NASA / Johns Hopkins APL

Prácticamente todo el mundo ha visto las suficientes películas de Hollywood como para sentir una mínima curiosidad por lo que la madrugada del pasado martes ocurrió en el espacio exterior. «Esto es solo una prueba de defensa planetaria. Hoy, nuestro #DARTMission está listo para estrellarse contra un asteroide no peligroso para probar la tecnología de desviación, en caso de que alguna vez descubramos una amenaza», decía la NASA en su cuenta de Twitter unas horas antes mientras expertos y aficionados contenían la respiración. Uno de ellos era el burgalés Carlos Briones, científico del Centro de Astrobiología del CSIC, que califica de «emocionante, histórico y trascendental» que la misión espacial de la sonda DART llegara a buen fin.

Tan cinéfilo y apasionado por la buena literatura de ciencia-ficción como por su trabajo, Briones hace referencia a películas como Armaggedon o la más reciente No mires arriba, que presentan un escenario en el que la tierra está amenazada por un asteroide y lo hace para que la gente no se confunda y sepa que lo que pasó el día 27 a 11 millones de kilómetros de la tierra fue el desvío de un asteroide, sí, pero que de ninguna manera se dirigía a nuestro planeta.

«Es cierto que existen asteroides que alguna vez podrían caer, pero no era el caso. Lo que ocurrió fue el resultado de mucho trabajo por parte de muchas personas que se plantearon hacer una prueba con un asteroide que no se dirigía a la tierra para estudiar si golpeándole se podía desviar y analizar esa desviación, lo que supone un gran paso para que si alguna vez ocurre tengamos una tecnología útil que lo evite», explicó el investigador, que se mantuvo pegado a su ordenador durante todo el tiempo que duró el histórico momento, a la vez que tuiteaba.

Este ensayo controlado, que «salió muy bien», sienta, como indica Briones, las bases para la protección de la tierra de futuros impactos de los asteroides: «Ahora estamos más protegidos que hace un año aunque faltan por saber bastantes cosas, como cuánto daño se le ha hecho al asteroide y si realmente ha desviado o no su trayectoria. Los primeros cálculos empezarán a salir en varias semanas pero harán falta un par de años para los definitivos».

Y es que, como se recordará, el hito ha consistido en el envío de una nave por la NASA para que chocara de frente contra el asteroide Dimorfo para intentar desviar su trayectoria. Esto sucedió después de diez meses de viaje por el espacio y a más de 20.000 kilómetros por hora y fue visto en directo -con un retardo de 38 segundos- por miles de personas que también pudieron observar cómo el equipo técnico primero contenía la respiración y más tarde celebraba el hito. Como en las películas.

¿Y por qué es tan emocionante y trascendental este hecho? Briones cuenta que es toda una exhibición de poderío tecnológico y una nueva constatación de que la ciencia hace mejor la vida: «Es muy difícil impactar con esa precisión a un objeto que está a once millones de kilómetros  y tiene ese punto trascendente en el sentido de que ya podemos decir que hemos dado el primer paso para poder librarnos de un hipotético asteroide que tuviera una trayectoria de contacto contra la tierra».