El foso ubicado en las traseras del centro cultural Francisco Salinas, donde se encuentra el Teatro Clunia, va recobrando poco a poco su aspecto. En la jornada de ayer dos operarios contratados por el Ayuntamiento de Burgos a través de la ONG Cruz Roja iniciaron la limpieza de las 5 toneladas de residuos que se han ido acumulando como consecuencia de los botellones y que daban a este entorno del Casco Histórico Alto un aspecto desolador. 

Hasta el pasado mes de abril, la anterior contrata de limpieza había higienizado el foso ubicado en las traseras del centro cultural en ocasiones puntuales y como un trabajo extra a petición de la Concejalía de Medio Ambiente, según explicaba a este periódico su responsable, Josué Temiño (PSOE), pero nada más.

No está de forma específica dentro de ninguna vía pública, por lo que su aseo no es responsabilidad del servicio de limpieza del Ayuntamiento. No forma parte realmente de ninguna instalación del Consistorio, por lo que el área de Ingeniería Industrial, del que depende la contratación de la higiene de los edificios municipales, tampoco se ha ocupado. Ni se ha hecho cargo de ello el Instituto Municipal de Cultura porque aunque las actividades que se celebran en el edificio le son propias, no lo es la competencia de la limpieza y menos de los alrededores del recinto.

Y como nadie se ha preocupado en los últimos meses por asearlo, hasta este lunes era una de las zonas más sucias de la ciudad, pero poco a poco va recobrando su aspecto.

La zona es una de las preferidas para hacer botellón, por lo que los alrededores del Teatro Clunia se hayan convertido en un auténtico vertedero con centenares de envases de plástico, bolsas, botellas de cristal y desperdicios de toda condición.