Ignacio Fernández de Mata

Los Heterodoxos

Ignacio Fernández de Mata


Cruzadas

08/06/2022

Aquellas guerras medievales de quienes iban a liberar los santos lugares, paradójicamente contra quienes mantenían idéntico principio -conservar los santos lugares-, parecen haber quedado como algo positivo, admirable en la mentalidad popular. Desde el romanticismo hasta hoy, los cruzados aparecen en novelas, películas y videojuegos como héroes de causa justa, mitad monjes, mitad guerreros -en unión desequilibrada hacia lo segundo. Sin embargo, más allá de su literaturización, los cruzados se caracterizaron, fundamentalmente, por sembrar el caos y destrucción a su paso.

Las cruzadas fueron luchas estériles que sirvieron para reforzar el principio de la exclusión, el odio al diferente y la exaltación de la violencia más cruda, pues matar era un deber divino y haciéndolo se ganaba el cielo. 

También la Península Ibérica fue tierra de cruzadas en la Baja Edad Media, con el consabido efecto del exterminio de las otras fes. Recientemente, algunos políticos de la extrema derecha -ya sea Vox, ya Ayuso- nos han querido engatusar con la viejuna idea de que España nació justamente de la expulsión de los moros, que nuestro ser colectivo se debe a la reconquista, que en su boca no es sino una cruzada. Y uno podría preguntarse, ¿a qué sacar ahora semejante tema, desde semejante interpretación? Y un malpensado dirá: ¿a ver si quieren que pensemos que la identidad española es beligerantemente cristiana, intolerantemente católica, irreductiblemente antimusulmana? Y el buenista de manual le responderá: No, hombre, no, eso sería querer ideologizarnos por la patilla…

Desde la Ilustración conocemos que la modernización y democratización del Estado y la sociedad se realizan sobre las bases del equilibrio de poderes, el laicismo, la libertad, la igualdad y el respeto. Estos principios básicos que alentaron los programas liberales decimonónicos buscaban conseguir la desideologización del belicoso fundamentalismo tradicional. Por supuesto, este siempre se defendió acusándoles de ser ellos los perversos ideologizadores que pretendían acabar con su saludable intolerancia. 

La última diatriba de Ayuso contra la Ley de Educación está en la estela de un tipo de populismo de derechas que no hace sino desgastar al Estado, sus instituciones y funcionamiento (como no renovar el CGPJ) tanto o más que el independentismo. Las afirmaciones protagonizadas por una tergiversadora presidenta autonómica, por un presidente incendiario del TSJ, por una candidata que niega la violencia machista, por un obispo que oculta los abusos eclesiales, son pura ideología, toda de un mismo tipo. Póngale Ud. la etiqueta.
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