La misión cumple sueños

G.G.Ubierna
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Dos misioneros en China y África compartieron su experiencia en el extranjero para divulgar el día del Domund, que se celebra el domingo. En 2020 se recaudaron 163.981 euros

Los misioneros Daniel Cerezo (izquierda) y Basilisa Ruiz presentaron la campaña del Domund junto al delegado de Misiones, Ramón Delgado. - Foto: Jesús J. Matí­as

La hermana Basilisa Ruiz, de la congregación de San José de Gerona, soñaba con que las mujeres VIH positivas de Nkolondom, Camerún, dieran a luz a niños sanos. También aspiraba a que los cameruneses con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) en sangre a los que atiende en el centro médico que montaron en esa localidad lograran tener una vida larga y de calidad. Y lo ha conseguido. «Ya no hay niños contaminados y el 95% de los adultos que sí lo están se encuentran bien y pueden trabajar», dijo ayer la religiosa en la presentación del día del Domund, que se celebra el domingo y pretende recaudar la mayor cantidad posible de dinero para apoyar misiones como la que ocupa a la hermana Basilisa. Proyectos que hacen felices a quienes los desarrollan y a quienes se benefician de ellos. Al menos, ese es el objetivo con el que se parte hacia el extranjero.

El delegado de Misiones en la provincia, Ramón Delgado, explicó que hay 573 burgaleses desarrollando iniciativas de este tipo en los cinco continentes, aunque la presencia de la diócesis burgalesa en Oceanía es testimonial, con un único misionero. Asia también es un territorio con escasa presencia de burgaleses, apenas 29, y uno de ellos, Daniel Cerezo, habló ayer en Burgos de su experiencia, muy distinta a la que se suele identificar con las misiones.

 Tras una estancia de seis años en Uganda, este comboniano fue destinado a China; en concreto, a Macau, con la encomienda de asumir la formación de los agentes eclesiales. «Consiste un poco en hacer personas para que ellos hagan después el trabajo de Dios. Pero requiere de una espiritualidad que no se estila y también conlleva una tensión y una discreción específicas, porque vas a un sitio y no sabes si volverás a ver a esos religiosos», dice, recordando las dificultades que tienen el cristianismo y el catolicismo en un territorio donde el Gobierno impide la práctica y divulgación de su fe. Pero esa circunstancia es, al mismo tiempo, algo que le atrae de su proyecto misionero. «El testimonio de los cristianos de allí, personas que no se han doblegado a los dictámenes del partido y que han considerado la fe como algo innegociable me han dado un ejemplo básico», afirmaba ayer para explicar por qué desea volver a Macau, a pesar de las muchas dificultades. «De entrada, el idioma. Al llegar lo estudié durante un año y medio en la Universidad de Hong Kong, día y noche, pero luego necesitas tres o cuatro años para manejarte con algo de confianza».

Aun con todo, no oculta que quiere regresar a lo que considera su sitio. «Nuestro fundador dice que el misionero es una piedrecita en los pilares de la Iglesia. Ahí es donde nos tenemos que mover», concluyó, tras la intervención de la hermana Basilisa y de Delgado, quien llamó a los burgaleses a contribuir con el sostén de los proyectos que desarrollan estos 573 burgaleses en 69 países distintos. El año pasado se aportaron 163.981 euros, la segunda mayor contribución de las diócesis de Castilla y León, justo por detrás de Valladolid.

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