«Hay que replantear las vías de financiación de la Cofradía»

ARSENIO BESGA
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ENTREVISTA | El presidente de la Cofradía de San Juan, Álvaro de Gracia, advierte de que la entidad tiene la mayor reserva económica de su historia, pero no dispone aún del presupuesto para unas fiestas «normales» en Miranda

Álvaro de Gracia, presidente de la Cofradía de San Juan. - Foto: Alberto Rodrigo

San Juan del Monte volverá este 2022 para alegría de los mirandeses. Sin embargo, estará marcado por la covid y la coyuntura económica. El presidente de la Cofradía, Álvaro de Gracia, recuerda que en 2013, su primer año en el cargo, se ajustó el presupuesto «y nadie se dio cuenta», aunque al mismo tiempo reclama un cambio de modelo para garantizar la sostenibilidad. «Las fuentes de financiación han quedado obsoletas, no podemos vivir de exiguas subvenciones y de un carné voluntario», expone.

La primera vez que se suspendió San Juan, ¿esperaba tener que volver a dar esa noticia el curso siguiente?
Estábamos convencidos de que el virus representaría un tiempo de espera antes de la vuelta a la normalidad, pero no esperábamos que no se pudiera celebrar nada en 2021. Supuso una decepción, pero al mismo tiempo, estamos muy orgullosos de cómo se comportaron los sanjuaneros, tanto en 2020 como en 2021. Con responsabilidad, evitando las imágenes que sí que se veían en otras fiestas locales del entorno.

Ese tipo de anuncios demuestran que ser presidente conlleva un peso. ¿Cómo lidia con él?
No estábamos solos porque contábamos con el apoyo del Ayuntamiento. De hecho, los dos comunicados se hicieron consensuados y con la firma de Aitana Hernando. La decisión era difícil, pero no cabía otra. No podíamos plantearnos celebrar las fiestas en 2020 con la vigencia de un decreto de estado de alarma que lo prohibía. En 2021 el sentido común, ver cómo evolucionaba la enfermedad, hacía razonable que no se pudiera celebrar. Fue difícil, pero fue responsable, inevitable. Por otra parte, nos amparaba la trayectoria que llevábamos. Nosotros queríamos dejar la Cofradía desde hace tiempo, continuamos un poco más por esa situación excepcional. Si alguien tenía que decir que no, teníamos que ser nosotros.

Se planteaba dejar la Cofradía, pero ha seguido en ella...
En la asamblea de febrero de 2020 anunciamos que no nos presentaríamos a la reelección. A pesar de que los estatutos permiten presentarse tres mandatos, nosotros considerábamos que nuestro ciclo se había cumplido, que ya habíamos dado a la Cofradía el giro que necesitaba y eran necesarias nuevas personas. 
Cuando anunciamos la suspensión de las fiestas, en abril de 2020, entendimos que no podíamos dejar la Cofradía en esta situación. El que viniera se iba a encontrar atado de pies y manos, no iba a poder celebrar las fiestas, se iban a romper las fuentes de financiación y para restablecerlas convenía que continuáramos. Tomamos esa decisión pensando en la comunidad sanjuanera y con responsabilidad. Teníamos ganas de dejarlo, siempre lo he reconocido, pero el que está en un sitio tiene que asumir las obligaciones de su cargo.

¿Tiene en mente algún nombre que pueda asumir la responsabilidad?
Muchos componentes de mi junta directiva podrían reunir el perfil ideal para ser presidentes. Pero el cargo, aunque se vea como anecdótico, exige dedicación constante. Durante años, han sido personas jubiladas porque estaban más liberadas, en mi caso tengo una gran disponibilidad. Que se den estas circunstancias es difícil. El próximo presidente debería tender conocimientos técnicos. No tiene por qué ser abogado, pero sí alguien que controle contabilidad, economía, alguien formado, porque la Cofradía es una empresa, ya no es una asociación de amigos que organiza unas fiestas. 

¿Serán estas sus últimas fiestas?
No lo sabemos. Nos gustaría que estas fueran las últimas, pero no tenemos la certeza de que vaya a ser así porque no sabemos cómo va a acabar la Cofradía este año.Sabemos cómo ha empezado, pero desconocemos cuáles van a ser las fuentes de financiación. Consideramos que aquello por lo que nos presentamos, que era restablecer las fuentes de financiación, no se va a conseguir en 2022. Cada día lo vemos más negro. Si la casa se queda ordenada, sí. Si no, por responsabilidad, seguiremos.

En solo un mes se ha pasado de dudar sobre ciertos actos a anunciarlos. ¿Qué ha cambiado?
Nada, la Cofradía, cuando se le ha preguntado si se iban a celebrar las fiestas, siempre ha dicho que sí. Lo que hemos dicho es que en función de la crisis sanitaria unos actos podrían celebrarse y otros no. En enero estábamos a punto de lanzar las bases del concurso de carteles, habíamos iniciado los contactos con los ochotes, pero nos encontrábamos con una incidencia de 5.000 casos. En esa coyuntura la Cofradía dijo que habría actos que no se podrían celebrar. En concreto, la alubiada y el bombazo, que fue más llamativo. 
A día de hoy, con una incidencia de 400, ese acto no peligra tanto, la alubiada sigue dándonos miedo. El programa lo van a definir las circunstancias de cada momento. Estamos trabajando en los espacios cerrados, en la organización de las verbenas y la definición de los actos multitudinarios la dejaremos para el final.

¿No teme recular llegado el caso?
Hemos anunciado que va a haber bombazo, pero también que las fiestas vendrán determinadas por las circunstancias sanitarias. Que la gente no piense que porque hayamos dicho que va a haber bombazo lo va a haber seguro. Si las circunstancias lo impiden, no se hará.

Si no se llevan a cabo ciertos actos, ¿qué ocurre con esos contratos?
Nosotros estamos hablando con nuestros proveedores de que, si la suspensión viene condicionada por la crisis sanitaria, no habrá penalización para la Cofradía. Con nuestros proveedores. Es decir, con los espectáculos, las verbenas, los caterings... Nosotros tenemos la fortaleza para hacer esto porque son contrataciones que se repiten todos los años.
En cuanto a las cuadrillas, estamos en un momento de responsabilidad individual, en lo sanitario y en lo económico. En lo sanitario porque cada uno deberá ver cómo se protege del virus en San Juan. En lo económico, como consecuencia de un brote en una cuadrilla o de una decisión administrativa, la Cofradía no podría asumir esa responsabilidad. Las cuadrillas deberán exigir esta condición a sus proveedores.

¿En qué punto se encuentra la financiación de la Cofradía? ¿Y la de las cuadrillas?
La Cofradía se encuentra en el momento económico más saneado de su historia. Después del centenario dejamos un remanente de 40.000 euros. Durante dos años hemos tenido la colaboración de la masa social, del Ayuntamiento, con 20.000 euros, y de algunas empresas, CaixaBank y E.Leclerc. Esto ha permitido sufragar gastos de mantenimiento, actividades digitales e iniciativas extraordinarias. A 31 de diciembre de 2021 la Cofradía tiene 69.000 euros. Nunca ha existido tanto remanente.

El Ayuntamiento, cumpliendo con la palabra de restablecer la subvención a máximos históricos, contribuirá con 40.000 euros. Ya serían 110.000, pero no es suficiente. Unas fiestas normales se organizan con 180.000 o 200.000 euros. Desconocemos cómo va a evolucionar la recaudación a través del carné de cofrade. La referencia del 2019, con el centenario, es de 11.000 socios, pero no esperamos alcanzar dicha cifra. Si los tuviéramos, representarían 77.000 euros, que sumado a lo anterior se acerca a lo necesario. Pero esta junta directiva siempre se ha preocupado por dejar un remanente. En cualquier caso, no creo que superemos los 8.000 socios y nos vamos a quedar con ingresos alejados de los 180.000 euros. El objetivo de estos meses es retomar el contacto con las administraciones territoriales y las empresas. Queda mucho trabajo económico y de gestión comercial. 

Con respecto a las cuadrillas, no se les puede pedir un mayor esfuerzo porque tienen la incertidumbre de cuántos van a ser. Hay personas mayores que esperarán al año siguiente, lo que es un problema para los caterings y charangas.

La reflexión más importante es que las fuentes de financiación de la Cofradía han quedado obsoletas, no podemos vivir de exiguas subvenciones y, sobre todo, de un carné de cofrade de carácter voluntario a 7 euros. Es insostenible. Solo tenemos que ver como referencia las fiestas de La Blanca, de San Mateo o de San Pedro. No sabemos cuál es el futuro de la Cofradía, pero hay que replantear las vías de financiación.

¿Qué vías deberían seguirse? ¿Aportaciones de empresas privadas?
El ingreso desde las empresas es importante, pero no puede ser la base porque es volátil. Las administraciones tienen que estar más implicadas, solo basta con comparar el presupuesto de Altamira con San Juan. Pero también la masa social. Con siete euros voluntarios no se pueden organizar unas fiestas. Mucha gente piensa que esto lo paga el Ayuntamiento, y lo paga la Cofradía. O la población está más concienciada o la administración contribuye más.

¿Qué cambios implica el descenso del presupuesto que ya se atisba?
En 2013 se hicieron unas fiestas razonablemente buenas y nadie se dio cuenta de que estábamos gastando 50.000 euros menos. Y se hizo alubiada. Lo que va a implicar es un menor caché de las verbenas, menos actos musicales. En 2013, el bombazo no tuvo los fuegos artificiales, por ejemplo. Hicimos recortes que no deslucieron las fiestas, porque los sanjuaneros llevan la fiesta dentro y las cuadrillas organizan su propia fiesta. Este año la explosión de la gente se va a notar con las ganas de fiesta después de dos años.

¿San Juan se retomará como siempre o como nunca?
De ninguna de las dos maneras. Nos va a costar llegar a un San Juan como siempre, porque el virus nos va a condicionar. Pero volvemos con la ilusión renovada. Lo detectas por la calle, la gente te pregunta si va a haber San Juan, cómo va a ser. Te lo pueden preguntar 50 veces al día, que contestas con la misma ilusión.

¿Cómo se sustituirá la alubiada?
Esta junta directiva se ha caracterizado por los actos solidarios. Uno de ellos era la comida del domingo del fin de semana del Blusa en el Parque Antonio Machado conManos Unidas. Venían 150 o 200 personas, el día anterior se hacía la alubiada. La idea es que esa comida se traslade al sábado. Se prevén 800 personas, que no estarán solo en el parque, podrán llevarse la comida a dónde quieran. Se trata de estar con amigos y, aunque sea un menú de campaña, mantener esa tradición.

¿Quién se encargará del pregón?
El pregonero es una de las decisiones que más cuesta, se le da muchas vueltas y cada semana pienso una cosa. Lo que sí queremos es contar también con Raúl Tobalina porque el pregón de 2020 fue impresionante. Queremos contar con los pregoneros y sanjuaneros de 2020 para que vean el fenómeno en directo.