Mamá, quiero ser bailarina

ALMUDENA SANZ
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El preestreno de '¡Pura danza!', de la Compañía Nacional de Danza, entusiasma al público, entre el que había muchas alumnas, pese a que la indisposición de un intérprete obligó a suprimir una pieza

El espectáculo se articula en cuatro coreografías y arranca con la interpretación de ‘Morgen;’, de Nacho Duato, que ahonda en el suicidio. - Foto: Jesús J. Matías

Las expectativas con las que Itzel Vela, Nora Briongos y Marina Alonso cruzaban el vestíbulo del Fórum en busca de un baño antes de sentarse en sus butacas se vieron cumplidas en el minuto uno y ya desbordadas tras la interpretación de la segunda de las cuatro piezas que articulan ¡Pura danza!, el último espectáculo de la Compañía Nacional de Danza (CND), que vivió su preestreno mundial ayer en el Fórum Evolución antes de su estreno absoluto en el Teatro Real de Madrid del 3 al 6 de octubre. 

Estas tres alumnas de 5º de Contemporáneo en la Escuela Profesional de Danza se quitaban las palabras las unas a las otras para llegar a expresar lo que habían sentido tras ver a los bailarines de la CND tras la escenificación de Morgen;, de Nacho Duato, y, sobre todo, Sad Case, de Sol León y Paul Lightfoot, las dos primeras creaciones de esta propuesta. 

«Ha sido una pasada. Cómo lo han interpretado, la técnica, la fuerza, los solos, los tríos... ¡Todo! Eso requiere mucho esfuerzo», acertaba a decir Itzel (17 años) mientras Nora (17 años) resumía lo vivido con una palabra: «Flipante». A Marina (16 años), que empezó en Clásico y se ha venido de Valladolid para seguir con Contemporáneo, la tarde de ayer la terminó de convencer de que no se había equivocado de camino. Ella, como sus compañeras, quiere llegar algún día a bailar como lo hicieron ayer los miembros de la formación dirigida por Joaquín de Luz, que se sentó en el auditorio junto a algunos de los coreógrafos y miembros del equipo técnico y directivo de la CND. Volverá al Fórum Evolución el 5 de noviembre con Carmen. Otra noche que promete. 

«Esto nos ayuda a soñar. Ojalá podamos hacer algún día lo que acabamos de ver en el escenario», convenían las tres aún «emocionadísimas» durante el último descanso de la velada. Todavía quedaba margen para que eso explosionara. 

El chute había sido tal que apenas les importó la suspensión de la tercera pieza prevista, Kübler-Ross, de Andrea Schermoly, la más breve, de 4 minutos y 20 segundos, por la indisposición de última hora de uno de los dos intérpretes de esta obra. Se pasaría directamente a Bella Figura, de Jirí Kylián, muy esperada por el público, que, aunque en su vida hubiera dado un paso de baile, se contagiaría sin remedio de la magia de la danza. 

La atmósfera que se creó, pese a las toses y los papeles de caramelo que trufaron los primeros compases, durante todo el espectáculo de ¡Pura danza!, incluso pese a llegar menguado a las tablas, llevó al público a pasar por un buen plantel de estados de ánimo. Entusiasmo, sobrecogimiento, recogimiento, sorpresa, diversión, locura... La lista se alargaría hasta el infinito. 

A Diana García, profesora de danza, agradecida y exultante por la oportunidad de ver a la CND en su ciudad («que venga más veces, por favor, y otras compañías que hacen clásico y contemporáneo en España»), le pareció brutal la propuesta de Nacho Duato, Morgen;. Su contención, su brutalidad, «la utilización de elementos que no son nuevos en danza, pero sí sorprende cómo los pone al servicio de la coreografía», y comprendía la seducción ejercida por Sad Case, tan ágil, tan cómica, tan divertida, tan sexi, tan alegría de vivir. Mujer, si puedes tú con Dios hablar... ¡Pura danza!

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