La Parrala se está haciendo grande por momentos. Veinte años después de su apertura como Centro de Creación Escénica están constatadas las posibilidades y opciones que tiene el interior del edificio para las compañías que lo habitan, y que lo usan como zona de ensayos, almacén y espacio para pequeñas representaciones. Pero de un tiempo a esta parte se ha evidenciado además que lo que rodea al antiguo colegio de Parralillos es un espacio versátil e idóneo para albergar carpas de circo, conciertos, danza vertical... Se ha visto con la última edición del Festival Tribu de hace un par de semanas, el estreno este verano del ciclo de humor de los Sampedros o en las cuatro ediciones del Jardín Escénico. 

Pero para que La Parrala sea una ubicación digna por dentro y por fuera, el centro necesitaba de una potente inversión que subsanara las deficiencias de humedad y filtraciones que acarreaba desde hace años: los teatreros aún recuerdan los cubos para las goteras en el salón de usos múltiples (SUM) y la prohibición de desarrollar eventos en el interior del recinto por la falta de salidas de emergencia, la ausencia de aseos públicos o el frío del inmueble. 

Las dimensiones del Centro de Creación Escénica La Parrala, por otro lado, no son pequeñas precisamente. La curiosa forma circular del antiguo colegio permite que una treintena de compañías disponga de espacios propios y zonas comunes como el SUM que sirve de escenario, y el gimnasio. Y eso complica su mantenimiento y sobre todo la forma de calefactar y mantener seguro un recinto lleno de ventanas de hierro.

Para arreglar sus deficiencias, incorporar aseos públicos (que se acondicionaron el año pasado por medio de un contrato menor) y conseguir su aislamiento para hacerlo habitable, el Ayuntamiento de Burgos aprobó este año una partida. La inversión se acerca a los 600.000 euros y la aportan a partes iguales el Consistorio y el Fondo de Cooperación Económica Local de la Junta.

Con la intervención que arrancó en julio el centro sigue creciendo -también estéticamente, con el recubrimiento exterior- y continuará haciéndolo todavía hasta marzo. El revestimiento SATE (Sistema de Aislamiento Térmico Exterior) ya se ha colocado en la fachada del edificio del SUM, anexo a las zonas circulares. Están cerradas las ventanas que había que clausurar y buena parte de la cristalería se ha cambiado, añadiendo además nuevas verjas. 

Entre las ventanas que se han cerrado están aquellas que correspondían con los baños del antiguo colegio y que las compañías usan como almacén. En cuanto a los cristales pequeños de la parte alta del edificio y que se valoró cerrar, el proyecto final las mantiene como medio para ganar luminosidad, aunque se han instalado estancas.

Nuevos accesos. Para hacer más fácil la vida de quienes se dedican a animarnos la nuestra se ha incorporado una puerta amplia en uno de los extremos. De este modo las compañías podrán tener acceso a la zona ajardinada, dado que se utiliza como recinto para representaciones y cada vez va a ser más solicitada. Y se ha colocado otra en el  lateral del edificio como salida de emergencia, cumpliendo así con la normativa y abriendo el espacio a futuras actividades. 

Porque la utilización del recinto municipal para eventos como el Festival Tribu no solo ha mostrado las posibilidades de un recinto que todavía es un gran desconocido para muchos burgaleses, sino que también ha añadido elementos imprescindibles para su uso: desde el verano hay abiertas dos puertas grandes de acceso de vehículos, una junto al frontón y otra en la parte delantera.

El calendario de obras avanza y lo siguiente que toca es intervenir en la cubierta, en la que se colocará un aislamiento tipo sándwich. Con eso y el remate de toda la obra, La Parrala está preparada para recuperar el protagonismo escénico que ya tuvo hace unos años acogiendo eventos como el Escena Abierta, estrenos puntuales y muestras de circo y crecer con el uso de la parte exterior. Quedaría, únicamente, retocar el inmueble por dentro, pero eso no entra en la partida presupuestaria actual.