Los Carros

MARTÍN GARCÍA BARBADILLO
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"En los carros algunos vendedores todavía pesan con romana, una tecnología eterna; a otros les interpelan diciéndoles 'jefe', que tiene su rollo. Si vas con un niño, en cantidad de puestos le regalan una pieza de fruta. Eso no pasa en el súper..."

El momento cumbre de Los Carros es mayo, cuando se pueden conseguir plantas para poner en la huerta. - Foto: Christian Castrillo

¿Qué es? Es un mercado al aire libre en el que productores agrícolas de zonas cercanas, y no tan cercanas, ofrecen sus productos.

Edad. El ser humano comercia con los excedentes de las cosechas desde el final del Neolítico. Este mercado yo lo recuerdo de siempre, pero, sinceramente, no tengo ni idea desde cuándo se celebra.

¿Qué tiene de especial? Es varias cosas a la vez. En primer lugar, se trata de un punto de encuentro porque tiene una clientela muy fiel que se acerca a sus puestos miércoles y sábados, echa un rato y, si puede, una charla con sus conocidos. Y, por supuesto, un sitio para darse un agradable paseo entre los olores, colores y sabores del género que presenta. No es un mal plan de fin de semana por la mañana.

¿Qué se puede encontrar? Muchos son productores que venden el fruto de su tierra, otros no. De los primeros se puede comprar producto de temporada, lo que toque: cerezas en junio, nueces y manzanas en otoño, tomates en verano, pimientos por cajas para embotar en septiembre... Su aspecto difiere de los mismos productos de los supermercados: no brillan ni son todos iguales. Tienen otras cosas.

¿Como qué? Se supone que saben a lo que tienen que saber. Y además está lo que lo rodea. Algunos vendedores todavía pesan con romana, una tecnología eterna; a otros les interpelan diciéndoles "jefe", que tiene su rollo. Si vas con un niño, en cantidad de puestos le regalan una pieza de fruta. Eso no pasa en el súper. Es algo más que ir a comprar.

¿Dónde se celebra? Antes tomaba el espacio entre el Coliseum y el estadio de El Plantío. Un sitio bonito y recogido. Permitía un paseo por La Quinta y volver a casa con las bolsas llenas de hortalizas. Hace algunos años, las obras en el campo de fútbol le empujaron a su nueva ubicación: el párking disuasorio de Gamonal, un lugar tan horrible como su nombre. Es una explanada inmensa en la que nunca aparca nadie que solo sería adecuada para hacer carreras de coches clandestinas como las que aparecían en American Graffiti o Grease, raves ilegales o macrobotellones. Esperemos que regrese a casa.

¿Por qué se llama Los Carros? Imagino que es el heredero de mercados tradicionales en los que labradores de pueblos cercanos se acercaban con sus carros (de tracción animal) a la ciudad a vender. Creo recordar haber visto fotos antiguas al respecto ubicadas en La Flora o en la Plaza Mayor. Eso también tiene su punto.

¿Qué público tiene? Pues, a pesar de la ola mundial de preocupación creciente por la alimentación y el consumo de proximidad y sostenible, a Los Carros van, sobre todo, personas de edad. Es raro ver jóvenes, cuando propuestas similares en, por ejemplo, capitales europeas están llenas de modernos. Eso no es bueno ni malo, es lo que sucede. Pero, como otras cosas en esta ciudad, Los Carros podría ser algo mucho más potente de lo que es: una localización apropiada, puestos con comida para zampar allí mismo, los colegios llevando a los niños los miércoles... y lo mismo se ampliaba el público. No es inventar nada, ya sucede en muchos sitios. Pero en el párking disuasorio no va a ser. Y ya sabes, hay más.

¿Qué? Como vende productos de temporada, hay variaciones. El momento cumbre es mayo, cuando se pueden conseguir plantas para poner en la huerta ¡y conseguir tus propias hortalizas con el sudor de tu frente! Hay colas enormes desde las siete y media de la mañana repletas de un público entendido. Es una oportunidad única para aprender los secretos del perfecto horticultor porque la fila está llena de señores con años de azada a los riñones. No desperdician ocasión de comentar sus técnicas, secretos y trucos, y, todo hay que decirlo, de discrepar de las del vecino.

Interesante. Y gracioso. Si pones la oreja o preguntas algo a un paisano te riega de sabiduría, pero, inmediatamente, el vecino te explica que hay que estar muy loco para hacer semejante barbaridad, y que lo correcto es exactamente lo contrario. Como te puedes pegar más de una hora esperando te da tiempo a aprender y desaprender de todo. Pero es una experiencia que te recomiendo.

Iré. Lleva carrito o tu propia bolsa de tela, es más sostenible.

Si quiero parecer integrado... Mira el género con aspecto de entendido, o di: "No, mejor ponme de esas otras, que tienen mejor pinta", o "pues yo el cardo lo cocino a la pancha".

Nunca, nunca, nunca... Discutas con los expertos en la cola. Perderás.