Pide medicamentos sin receta y acaba agrediendo a 2 agentes

A.B.
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El varón arrestado golpeó a los policías locales que acudieron a la llamada de una farmacéutica tras el incidente ocurrido de madrugada en la calle La Estación de Miranda

El suceso ocurrió de madrugada en pleno centro de la ciudad. - Foto: A.B.

Un hombre irrumpió en plena noche en la farmacia de guardia, situada en la calle La Estación de Miranda. El sujeto quería comprar «Trankimazin Retard de dos miligramos», sin embargo, no tenía una receta. En principio, trató «muy suave» a la dueña del local, pero ante su negativa a dispensarle el medicamento, el varón empezó a acalorarse. Por ello, la propietaria alertó a la policía. Lejos de calmarse en presencia de los agentes, cuando estos le pidieron la documentación comenzó a insultarles. Acto seguido, propinó un severo empujón a uno y un puñetazo a otro.

«Venía con el mono, me imagino, porque ese tipo de cosas no son de urgencia», relata la farmacéutica. La profesional recomendó al ciudadano que acudiera al médico «para que le dieran el Trankimazin de un miligramo». No obstante, el agresor se plantó. «Decía que no iba a moverse de aquí», asegura. La dueña cree que el hombre trataba de aprovecharse de que era «la una de la noche» para «ver si se la colaba» y conseguía el fuerte tranquilizante sin receta. «Hablé con el médico de guardia del Centro de Salud y me confirmó que ni él ni yo podíamos darle esas pastillas», recuerda. «Le dije entonces que fuera al hospital», expone. 

«Terminó montando un cristo y diciendo que me iba a denunciar», narra. Ante esta amenaza, la mirandesa anduvo hábil y llamó a la policía. «Si quería denunciarme así era más fácil», sostiene con ironía. «Doy gracias a que vinieron muy rápido», reconoce la propietaria del negocio. Dos patrullas de Policía Local se personaron y, a causa de su superioridad numérica, pudieron reducirle. «No podían casi ni entre cuatro, era como en las películas», rememora la farmacéutica. «Se lo llevaron esposado, pero yo me quedé con la preocupación de que podía volver donde mí y estuve despertándome cada hora de esa noche de guardia», lamenta.