Oficios desaparecidos (II) ¡Qué trabajos nos manda el Señor!

GUILLERMO DÍEZ
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En otros tiempos había en la catedral una gran actividad que ahora no imaginamos

Autoridades y vecinos en una celebración en 1945 en el barrio de San Esteban. - Foto: Federico Vélez (padre)

Contador:

Persona nombrada por el juez para liquidar una cuenta.

25 de noviembre de 1447: Provisión de Juan II por la que manda al contador mayor, que dé licencia a los hijos de Yuza el Naz, para que se levante el embargo impuesto a los bienes de su padre cuando murió, y se les entreguen todos los bienes de plata, oro y joyas que pudiesen pertenecer a su padre. 

21 de junio de 1646: Certificado de los contadores sobre el privilegio que Felipe IV concedió al convento de Santa Clara de esta ciudad, para que cobrara 70 fanegas de trigo de las alcabalas de Tardajos.

Grabado sin fechar de niños cantores ante los facistoles del coro de la catedral.Grabado sin fechar de niños cantores ante los facistoles del coro de la catedral.22 de septiembre de 1876: Se determina nombrar a una persona de confianza para desempeñar algunos trabajos de contabilidad ahora que ha muerto el contador.

10 de diciembre de 1903: Recibí del contador capitular, de 10 pesetas con 45 céntimos, por el suministro de luz eléctrica en la novena de la Inmaculada Concepción.

Corregidor:

Lo nombraba el rey en algunas poblaciones importantes para presidir el ayuntamiento y ejercer varias funciones gubernativas.

Del árabe caíd surge alcaide y más tarde alcalde, que era el administrador de justicia hasta que llegaron los jueces en 1834. Es una de esas palabras que ha modificado su significado original.

18 de marzo de 1811: Oficio del corregidor Pablo Merino y del alcalde mayor Francisco de Urquijo Trabico por el que exponen que el gobernador ordena que la misa del día 19 de marzo se celebre a las 11 y media, que se alterne la música de la Guardia Cívica con los órganos y que se cante el Te Deum en honor de José Bonaparte; con la brevedad posible.

Escribano:

«Este nombre compete a diferentes personas: Primero a todo hombre de cuenta y razón, fuera del villano que no sabe leer ni escribir. Después a los que tienen oficio que ganan de comer por la pluma. Antes que hubiese impresión ganaban muchos su vida a escribir y copiar libros. A veces escribían en los tribunales a gran velocidad, con tanta presteza que seguían al que iba orando, usando muchas abreviaturas, que propiamente se llaman notas, de donde tomaron el nombre de notarios. De ordinario son hombres de mucha sustancia y llevan en peso la máquina de infinitos negocios, que se puede dudar cuándo tienen tiempo de comer y dormir, cuánto más de recrearse; y así con muy justa razón los reyes y los príncipes les hacen mercedes y los honran, y de todos son respetados y servidos por la gran confianza que dellos se hace.»

25 de agosto de 1374: Se acuerda que asista al cabildo el escribano capitular para que no se olvide nada de lo acordado, y que lo escriba todo en un libro, y en el cabildo siguiente se lea todo lo escrito, que el deán tenga el sello del cabildo para sellar las cartas que se han de enviar, pero que el sello sólo haga fe cuando va acompañado de la firma de dicho deán y los dos canónigos más antiguos.

12 de febrero de 1611: Declaraciones de los maestros de obras, cantería, albañilería y carpintería, que valoran una casa en San Juan, que fue de Diego de Quincoces, en 750 ducados, por la que se puede obtener un alquiler anual de 35 ducados y los reparos que se han hecho en dicha casa importan unos 300 ducados. Presentan la declaración jurada ante el escribano Gonzalo de la Guerra.

Fiador:

 Que responde por otro en materia económica o de confianza.

15 de mayo de 1392: Préstamo de Cinco Villas a favor del criado del obispo de León, como principal, y Juan González de Salinas, como fiador, por renta de 900 reales de plata al año.

15 de septiembre de 1444: Pedro Ruiz se compromete como fiador a custodiar a Juan Gutiérrez, clérigo, y éste se compromete a presentarse ante la justicia cuando sea requerido.

7 de diciembre de 1455: Arrienda al zapatero las casas de la Cerrajería donde vive el correero, por precio de 83 reales de plata y cuatro gallinas de renta anual y el compromiso de arreglarlas; presenta por fiador a su suegro.

Merino:

Viene del latín maiorinus (de mayor rango, de mayor tamaño). 

‘Nome antiguo de España, que quiere decir tanto como home que ha mayoría para facer justicia sobre algún lugar señalado, así como villa o tierra. Y estos son en dos maneras, ca unos hay que pone el rey de su mano en lugar de adelantado; e otros hay que son puestos por mano del adelantado o de los merinos mayores. Pero estos atales no pueden facer justicia si non sobre cosas señaladas’. 

Procedente de una raza de ovejas grandes se llama merina a una lana, ‘la muy fina, apartada y escogida por tal; a diferencia de la burda, que es bastarda y mezclada’

El merino era un cargo administrativo existente en las Coronas de Castilla y de Aragón y en los reinos de Navarra y de Portugal, encargado de resolver conflictos en sus territorios, cumpliendo funciones actualmente asignadas a los jueces: problemas con las cosechas, arrendamientos del suelo, caloñas (multas).

8 de diciembre de 1236: Privilegio rodado de Fernando III por el que otorga donación perpetua de la heredad que fue de Sebastián, merino del rey, sita en Villayerno, a Urraca Pérez, nodriza del infante Alfonso.

5 de mayo de 1251: Pedro Miguélez, juntamente con su mujer María y familiares, venden a Fernando González, merino mayor de Castilla, toda la heredad que tienen en Villanueva de los Asnos (actualmente Villanueva de Río Ubierna) y en Sotragero, por 330 mrs.

20 de julio de 1436: Alfonso del Campo jura, en casa de Juan Fernández de Aguilar, no volver a causar peleas ni escándalos. Testigos Pedro Fernández de San Miguel, merino, y sus criados.

5 de abril de 1631: Concede la vara de merino mayor a Pedro de Unzueta y la alcaidía de la cárcel de Santa Pía a Pedro de la Mota.

Perrero:

En otros tiempos había en la catedral una gran actividad que ahora no imaginamos: Todas las capillas que ahora forman parte del museo tenían sus actos litúrgicos cotidianos y numeroso personal que los atendía (sochantres, niños de coro, capellanes...). Además había diversas dependencias alrededor que ahora ya no están: el edificio del palacio arzobispal unido a ella en la plaza de S. Fernando, viviendas en el sobreclaustro, casas anexas en el exterior y muchas personas moviéndose alrededor, generando ruido y vaivenes interminables día tras día...

Nos resulta extraño, pero los perros que vagaban por las calles buscando protección y alimento, entraban en el templo, por lo que el cabildo, quejándose de la suciedad que generaban, contrataba las labores de un perrero que se encargase de evitarlo. Hay datos al respecto desde 1452 hasta 1879.

La palabra perro (1136) tiene una connotación despectiva exclusiva del castellano. Es un término peyorativo y popular, de origen onomatopéyico, frente a can vocablo noble y tradicional que es raíz etimológica en otros idiomas.

23 de octubre de 1868: El fabriquero propone que el perrero, como criado de esta iglesia, reciba una parte de las propinas de los viajeros que visitan la catedral, a cambio de barrer la sacristía y limpiar el altar mayor.

La importancia de esta ocupación queda reflejada en un informe que el 21 de enero de 1869 redactó el cabildo sobre los derechos y obligaciones del oficio de perrero.

Poderhabiente:

Persona que tiene poder o facultad de otra para representarla, administrar sus bienes o actuar en su nombre. 

10 de octubre de 1639: Notificación notarial del corregidor de Burgos a Tomás de la Vega, procurador del convento de San Pablo, y a Diego de Castellanos, poderhabiente de Pedro de Villodas, donde ambos señalan que sus casas de las Carnicerías Viejas están bien reparadas y no necesitan obra alguna.

31 de agosto de 1787: Se remite a la contaduría a Antonio Aguado, poderhabiente de su hermano Juan, señor de la granja de Santa María Retortillo, para que se le muestre la fundación del censo de 400 ducados de principal y 88 reales de réditos anuales que posee.

Todos estos datos proceden del archivo de la catedral de Burgos; Tesoro de la lengua castellana o española, de Sebastián de Covarrubias; textos de María Adelaida Allo Manero (profesora titular de Biblioteconomía y Documentación en la Universidad de Zaragoza); y de conversaciones con algunos canónigos