La Universidad de Burgos ha decidido aplazar la aprobación del Plan de Ahorro Energético para que los responsables de los ocho centros del campus burgalés puedan plantear opciones sobre la adecuación de horarios docentes que permitan reducir la apertura de los edificios universitarios de 8.00 a 19.30 horas.

Si bien el borrador de este plan de ahorro no incluía entre las medidas de implementación inmediata la adecuación de los horarios académicos, el Consejo de Gobierno celebrado este miércoles ha optado por dar un mayor plazo de tiempo a las facultades, Escuela de Doctorado y Escuela Politécnica Superior para estudiar las posibilidades y el cronograma de reforma de horarios e incorporar nuevas propuestas.

La Universidad de Burgos pretende con las medidas recogidas en este documento reducir entre un 20 y un 25% el consumo energético de la institución, en una coyuntura de elevados precios de la electricidad y del gas, agravados por la guerra de Ucrania. Un plan que, según afirmó el gerente Simón Echavarría, tiene también como objetivo adaptar los horarios de la UBU a los más comunes en el resto de Europa y fomentar la conciliación de la vida familiar y laboral.

Durante su internvención en el primer Consejo de Gobierno de la UBU este año 2022, el rector ha informado que, según una encuesta realizada en la primera quincena de marzo, el 47% de los estudiantes, el 33% del personal docente e investigador y el 38,5% del personal de administración y servicios de la Universidad ya habían pasado la enfermedad del coronavirus, lo que supone una media del 42% de la comunidad universitaria, frente al 24% de media nacional.

En lo que se refiere a las tasas de vacunación, el 80,6% de los estudiantes, el 92,2% del personal docente e investigador y el 89,1% del personal de administración y servicios tienen ya la pauta completa. Actualmente, la media en Castilla y León para la población de 20-29 años se sitúa en el 84%, por lo que Manuel Pérez Mateos ha vuelto a hacer un llamamiento a incrementar la vacunación del alumnado.